BARRIOS TERRORISMO

12 años después…

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Homenaje a la memoria del Geo y de las cinco víctimas del 11

El GEO Francisco Javier Torronteras perdió la vida en Leganés Norte en una acción antiterrorista hace 12 años. El barrio sigue recordando lo ocurrido aquel sábado.

El 3 de abril de 2004 Leganés Norte vivió, probablemente, el peor día de lo que por entonces era su corta existencia. Tan sólo hacía 23 días que España se vio sacudida por los brutales atentandos del 11M que se cobraron la vida de 192 personas.

Eran las 16:30 cuando el barrio de Leganés Norte empezó a ser literalmente tomado por Policía Nacional, Policía Local, Bomberos, ambulancias y fuerzas especiales del cuerpo nacional de policía (GEO). Una tarde dónde la tensión aumentaba a cada minuto que avanzaba el reloj. Primeramente un tiroteo en los exteriores del edificio, según testigos presenciales de lo ocurrido, que continuó dentro del edificio que horas después explotaría cobrándose la vida de un GEO, Francisco Javier Torronteras. Pocos días después fue profanada la tumba de Francisco Javier, sacado el féretro de la misma, trasladado medio kilómetro y quemado con el cadaver dentro.

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El primer domingo del mes de abril en la Plaza del Agua en el barrio de Leganés Norte se rindió homenaje a la memoria del GEO fallecido, con presencia de compañeros de Polícia Nacional, Policía Local y Protección Civil así como a las cinco víctimas residentes en Leganés de las 192 segadas en los mortales atentados del 11 de marzo.

Vecina del barrio

“La onda expansiva me tiró al suelo; el caos se apoderó de las calles”

Clara vive próxima al edificio. “Les conocía (refiriéndose a los terroristas), les veía entrar a tomar algo al bar de enfrente. Me los encontraba en el autobús, y siempre se bajaban en Parque Sur. Claro, cuando pasa todo entiendes su comportamiento”. Aquel día “no entendíamos nada. Salí a hacer la compra y estaba todo lleno de policía, helicópteros y nadie sabía por qué. Cuando volví me encontré con un policía que no me dejaba entrar en casa. Lo único que pensé en ese momento era en mis dos hijos, por si les pasaba algo.

Me dejaron pasar y nos dijeron que bajáramos todas las persianas y que nos fuéramos a la zona más alejada de la casa (respecto a la Martín Gaite). Cogí a mis hijos y subimos a casa de una vecina. Quizás haya sido uno de los días que más miedo he pasado, y sobre todo escuchar de tu hijo mayor, Juan, decir: “Mamá, ¿vamos a morir?”. En el momento de la explosión alejé a mis hijos de las ventanas, me puse a observar por el mirador y cuando explotó, la onda expansiva me tiró al suelo y ya empezó a sonar muchísima ambulancia y policía. El caos estaba en las calles.”

La grabación de la explosión fue captada por un vecino de la zona
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Anochecer del sábado 3 de abril de 2004, un ciudadano de Leganés consigue, lo que ningún medio de comunicación consiguió aquel día: grabar el momento exacto de la explosión del piso de la calle Martín Gaite. Vecinos de la misma zona de aquella noche contaban que era imposible asomarse a una ventana. Es más, estaba bajo control hasta levantar una persiana:  “Si se nos ocurría levantar lo más mínimo la persiana, ya teníamos un foco de la Policía diciéndonos que la bajáramos inmediatamente”. Aquel vecino tuvo la oportunidad de grabar desde su terraza el momento exacto. Instantes antes de la explosión, el cámara realiza un ‘zoom out’ para captar con un plano perfecto la detonación del piso.

Hostelero del barrio

“En el momento de la explosión todo el bar comenzó a temblar”

Jose, dueño del bar, nos cuenta como se vivió aquel día encerrado entre cuatro paredes y sin poder salir de allí durante 13 horas. “La hora de atender la comida estaba acabando, serían las 16:30, sino recuerdo mal, y los helicópteros comenzaban a sobrevolar los edificios de aquella zona del barrio. Tener el restaurante lleno, no poder salir y no poder dar explicaciones empezaba a crear una situación difícil de sostener. Sobre las 20:00-20:30, sabíamos ya que algo pasaba.

Empezamos a escuchar un tiroteo, agentes escondidos en los matorrales, en la basura, estaban por todos lados. Se acercó un agente de la Policía Nacional a comunicarnos que echáramos el cierre, bajáramos todo y nos juntáramos en la parte de atrás del local. A la gente le empezó a dar ataques de ansiedad, varias clientas en el suelo. Un caos que no sabía cómo controlar. En el momento que explotó la bomba todo el bar comenzó a temblar. Fue un shock instantáneo, hubo gente que se desmayó. Inolvidable ese día. Nunca habíamos pasado tanto miedo en nuestra propia casa.”

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