ACTUALIDAD CIENCIA

La Fundación Telefónica nos acerca a la vida de Ada Lovelace

Banner Horizontal

Loading

El empleo del ordenador es casi inherente al individuo del siglo XXI. Nos levantamos buscando las noticias en él y nos vamos a la cama después de ver una serie online. Todo, o casi todo, se realiza en la actualidad a través de estas máquinas electrónicas, algo que nos facilita la vida pero que también entraña sus peligros. El último ejemplo de ello lo tenemos en el ciberataque a escala mundial con el virus WannaCry que puso en jaque a cientos de instituciones y empresas, y que sirvió para que tanto profesionales como particulares tomaran en cuenta las recomendaciones que muchas empresas y servicios ofrecen para crear y mantener contraseñas seguras. Pero para llegar a estos niveles de interconectividad en los que vivimos, alguien tuvo que inventar el primer ordenador de la Historia, y es ahí donde comienza la historia de Ada Lovelace.

La Fundación Telefónica, siguiendo con uno de sus principales objetivos basado en dar visibilidad y reconocer la labor de aquellas mujeres dedicadas a la ciencia que a día de hoy son poco conocidas o han caído en el olvido, ofrece desde el 29 de abril y hasta el 20 de octubre una exposición en pequeño formato centrado en la matemática Ada Lovelace. A muchos este nombre no les dirá nada, pero Lovelace está consideraba como la primera programadora de la Historia y sin sus descubrimientos no podríamos entender la informática tal y como la concebimos en la actualidad.

Advertisement

La muestra recoge los aspectos más interesantes de la breve vida de esta brillante mujer que murió con 36 años a causa de un cáncer de útero. De posición social elevada, Ada siempre tuvo una educación que discernía mucho de la que recibían las mujeres en la época victoriana. De esta forma, Ada se formó en ciencias, matemáticas, latín, alemán, griego y música al tiempo que se codeó con grandes científicos del momento como Michael Faraday, David Brewster o Charles Wheatstone. Su extraordinaria inteligencia y sus aptitudes para los números la llevaron a conocer al matemático inglés Charles Babbage cuando tan solo contaba con 18 años, y fue junto a él con quien desarrolló el que se conoce como el primer precedente de un ordenador. Los trabajos de Babbage cuando Lovelace lo conoció se centraban en la Máquina Analítica, una máquina compuesta por enormes columnas de ruedas dentadas, conectadas entre sí por palancas y engranajes, que tenían la finalidad de poder realizar cualquier tipo de cálculo u operación matemática. El invento de Babbage ya incluía elementos básicos de los ordenadores actuales pero debido a la imposibilidad de obtener las herramientas y los materiales para construirla, la máquina al completo tan solo existió sobre el papel.

Fue precisamente sobre el papel donde Ada Lovelace demostró todo su talento. Encargada de traducir al inglés un artículo del ingeniero italiano Luigi Menabrea sobre esta máquina, Lovelace no se quedó atrás e incluyó a la traducción una serie de aportaciones propias bajo el sencillo título de Notas. En ellas, Ada ahondaba en muchas de las ideas modernas de programación como los enunciados o los bucles. Además, también proponía la idea de que existía la posibilidad de operar sobre cualquier tipo de información, no solo sobre números, gracias a la manipulación de símbolos. Por si esto fuera poco, Lovelace incorporó a estas notas un logaritmo en el que mostraba cómo utilizar la Máquina Analítica para desarrollar una secuencia de números complejos. De esta forma, iba más allá de una propuesta meramente teórica y sentaba las bases de lo que se considera el primer programa de ordenador de la Historia.

La exposición sobre esta desconocida pionera en el mundo de la informática se encuentra en la segunda planta de la Fundación y puede visitarse de manera gratuita de martes a domingo de 10:00h a 20:00h.

PUBLICIDAD

Secciones