¡Qué raro era todo! ¡Qué extraño se hacía llegar a un campo de fútbol un día de fútbol y no ver el más mínimo ambiente! ¡Qué sensaciones más poco habituales! ¡Que campo más vacío! ¡Qué soledad y qué silencio! Pero así han querido que sea esto. Se parece al fútbol porque hay futbolistas y árbitro y balón. Se parece al fútbol porque los entrenadores dan gritos y se les oye. Pero… hay cosas que no cambian. Y el parón no le ha dado al Lega nada nuevo, ni nada distinto.
Uno miraba a la grada y veía más de una decena de ramos de flores al lado de una camiseta con el número 12. Ese fue el homenaje que quiso hacerle el CD Leganés a los suyos a los que el COVID se ha llevado. En un campo lleno impresionaría, pero en un campo vacío era algo que sobrecogía el corazón. Solo estaban ellos, su memoria, su recuerdo. Eso era lo que había en las gradas de Butarque de todo el alma de la afición pepinera.
Sonaba todo
Sonaron las alineaciones, sonó el himno del Lega. Salió primero el local. Salió después el visitante. Hubo sorteo de campos con distancia social y empezó el partido. Era oficial, aunque parecía un amistoso de pretemporada. De esos que se juegan a las nueve de la mañana con el calor. Pero al Lega le iba mucho en el envite porque, una vez que te das cuenta de dónde estás, te das cuenta de que te estás jugando un descenso. Y todo arrancó con el Villarreal derrotando al Celta. Balón rodando, fútbol en marcha.
El Lega se quiso meter en el partido nada más empezar. Pisó área protestó un penalti que no lo fue y… Primera hecatombe de la tarde. 100 segundos después de arrancar la cita, una cesión rara de Azawien sumada a una mala recepción de Cuéllar permitió a Enes Ünal sacar partido y poner a los pucelanos con una ventaja tan imprevista como latosa para los intereses locales. Se caía el planteamiento inicial entero y, con lo que había sobre el césped, tocaba rehacer dibujo y planteamiento.
Tomar el mando
No tenía otra el Lega que intentar tomar el mando. Al menos tomó la decisión de tomar el balón. No era mucho, pero era el primer escalón para llegar al primer piso: el empate. Hubo que intentar hacer ancho el campo y los de Aguirre tenían materia para poder hacerlo. Pero… la sensación según fueron pasando los minutos no era la mejor. Otra vez era un querer y no poder, un no poder por no dar con la tecla. El primer tiempo se iba entero sin saber como tenía las manos Masip.
Y se fueron al limbo los primeros 45 minutos dejando muchísimas dudas. Muchísimas más de las que se esperaban, hasta que de pronto uno, abstraído de la rareza de la situación, recordó que todo seguía como había estado antes. Era cuestión de irse al vestuario a pesar. Solo un recordatorio: había cinco cambios. Necesarios para la cita y para las fuerzas.
Segundo acto
La cosa comenzó con Bustinza fuera y Assale en el campo. Las circunstancias obligaban a tener más pólvora. El sentido común dice que la pólvora está bien si va a haber disparos, pues con 45 minutos por delante para poder comprobarlo. Todas las escusas que quieran ponerse valen: la de la falta de público, la de la tensión, la de lo difícil que debe ser meterse en un partido de estos… Pero es que la cuenta atrás está en marcha y mientras lo que pasa fuera siga salvando los muebles, no va mal. Sin embargo, o todo va a salir igual de bien siempre.
A los siete minutos de la segunda parte, un disparo de esos que envenena Óscar, de falta, desde lejos, permitió descubrir al portero pucelano. No tuvo mayor problema para hacerse con el balón. Lo más importante era que el Lega había dando en siete minutos una sensación optimista que se murió segundos después. La cosa tuvo miga y lo mejor es explicarlo porque todo terminó con un gol que puede tener una consecuencia muy fea a largo plazo.
La jugada del 0-2 visitante nació en un no retorno de Silva a su sitio tras irse de paseo al ataque. La primera cobertura provocó que Roque Silva tuviese que hacer una segunda cobertura. Y el centro al área permitió a los pucelanos un primer fallo. Cúellar en el suelo. Sin opción a recuperarse y zapatazo de Alcaraz. 0-2 y Butarque no podía enmudecerse más de lo que estaba.
Rehacer para…
Aguirre se dio cuenta de que el Valladolid tenía el partido casi resuelto, pero casi. La decisión inmediata fue buscar la frescura de Ruibal y de Bryan Gil. Para ello debió sacar del campo a Roque Mesa y Jonathan Silva. En este caso, igual y solo igual, pagaba el error de bulto que había cometido en el origen del 0-2 que ya veremos lo que cuesta con el paso de las semanas. La fe mueve montañas y lo del Lega, con 30 minutos por delante, estaba más en la zona del milagro que en la de lo posible, pero quién no ha visto cosas de esas en el fútbol.
Y visos tuvo el partido de enloquecer cuando a siete minutos del final, el Valladolid hizo un penati que levantó la alicaída moral de la tropa. Óscar no tuvo la más mínima duda de que era la ocasión de levantarse y abrir una esperanzadora puerta. Hizo lo que sabe hacer a la perfección, golpear, y dejar un nervioso 1-2 a seis minutos del final. Pues las cosas que tiene el fútbol. Ilusionarse es gratis.
El problema es que cuando tienes la sensación de que el tiempo no ha pasado y que todo es igual que era hace 100 días, la poca esperanza que puedes depositar en la salvación se evapora. Lo mejor, que todavía son 10 las citas que hay por delante. La cuenta atrás empieza en Barcelona. Sufrir y soñar empiezan por la misma letra. Habrá que esperar.
No es día para entrar de nuevo en todas las cosas que permiten a un equipo salir corriendo de la zona de descenso pero sí es bueno recordar que con lo visto hoy al Lega no le va a valer para salir de la zona de descenso y acomodarse en la zona peligroso. Por cierto, la siguiente parada es el Camp Nou (martes a las 22:30) y la siguiente Mallorca (viernes, 19:30).
Pd: ¿Alguien vinculado a la Sanidad y con conocimientos de lo que habla le puede decir a LaLiga para que sirven los guantes y que utilidad tiene tenerlos en los banquillos? Es todo tan raro que hay cosas que rozan lo ridículo.