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Ingresó el 12 de marzo en muerte cerebral y con ninguna esperanza de vida…
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Dos meses después, Virginia y Marin, han ido a homenajear al equipo del hospital que les atendió
12 de marzo. Una fecha para Virginia y Marín que nunca se les olvidará. En la madrugada de ese día, Marín, “no se movió de la cama desde que se acostó”, ha afirmado Virgina a LEGANEWS. Con el susto en el cuerpo, puesto que su marido apenas respiraba, despertó a su hermana y llamaron a una ambulancia, que les trasladó al Hospital Severo Ochoa de Leganés.
Una vez allí los médicos le realizaron las pruebas pertinentes, tenía una parada cardiorespiratoria. Le conectaron a la bomba de oxígeno pero su cerebro estaba muerto. “No tenía ninguna señal de vida”. A ello se le sumaron más problemas, un bloqueo de riñón y una gran neumonía, que comenzó en uno de los pulmones para acabar en los dos.
“No había esperanza”
Marín sufría COVID19 y fue ingresado en la UCI, sin ninguna esperanza de vida. Así se lo transmitieron a Virginia. El día 14 de marzo, cuando Virginia acudió al hospital, uno de los médicos de la UCI le comunicó que podían despedirse de Marín, los estímulos no estaban dando resultado, incluso le ofrecieron la opción de donar sus órganos. Virginia no se lo creía. “Contacté con toda la familia, ellos me decían que qué había pasado, que no podía ser”.
Virginia entró en la habitación de Marín para verle y hablar con él, “los médicos me decían que le hablase porque él escuchaba aunque no pudiese responder”. En ese momento, “por una décima de segundo abrió los ojos”. Ante la alarma de esta buena noticia los médicos comenzaron a realizarle estímulos pero no obtuvieron resultado satisfactorio alguno.
Esa noche Virginia se fue a casa temiendo que en la madrugada le llamaran para darle la mala noticia. “A la mañana siguiente fui al hospital sin que me llamaran por la noche y el mismo médico que me dijo que no había esperanza me dio una pequeña”.
Volver a la vida
Tras casi dos meses enchufado a los aparatos hospitalarios, Marín volvió a la vida. Su mujer nos ha contado a este periódico que ha recuperado al 100% tanto el cerebro, como los pulmones y los riñones. Algo que todavía no se creen en su familia.
La única secuela que le ha dejado, debido a estar casi dos meses en la misma postura, es la atrofia del nervio ciático de la pierna derecha. “Le van a dar rehabilitación para su recuperación pero ya nos han dicho que es una recuperación lenta, que va para largo”.
Tras toda esta historia, “una increíble historia en la que parecía que todo iba a acabar mal”, Marín y Virginia han acudido hoy al hospital a dar las gracias a todos los médicos que han hecho esto posible.
Unos médicos que no abandonaron a Virginia en ningún momento. Han agradecido el profesionalismo de todos los médicos que “me han protegido y me han dado abrazos, que cada uno sufría conmigo me ha dado mucha fuerza para seguir adelante”.