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“Dime que no puedo hacer algo”, la historia de Enrique. Desde Leganés a Lanzarote para el Ironman

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  • La competición consta de tres pruebas, natación, bicicleta y correr. Ese fue el orden que realizó Enrique en el que estuvo apoyado por su “equipo”, su chica, su hija y sus amigos.

  • “Pasó el tiempo y en 2020-2021, mi chica me estuvo metiendo la espinita y en diciembre de 2021, antes de comprarme la bici, hice la inscripción”

Dime que no puedo hacer algo”, la expresión que a Enrique le motiva más y más para lograr algo. Este vecino de Leganés se enfrentó el pasado 21 de mayo al Ironman de Lanzarote. Sin considerarse triatleta y sin haber hecho frente a ningún Ironman anteriormente consiguió acabar la competición, con una gran sorpresa al final, en la meta.

Todo parte desde el primer reto que hice. Cuando cabe ese reto en 2016 me planteé hacer este reto pero no era el momento y dije que no podía. Eso fue 2017 y se me quedó la espinita clavada. Pasó el tiempo y en 2020-2021, mi chica me estuvo metiendo la espinita y en diciembre de 2021, antes de comprarme la bici, hice la inscripción”, ha señalado a LEGANEWS.

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Por lo que nos ha contado este protagonista, este Ironman de Lanzarote es uno de los más complicados debido a los desniveles del terreno. La competición consta de tres pruebas, natación, bicicleta y correr. Ese fue el orden que realizó Enrique en el que estuvo apoyado por su “equipo”, su chica, su hija y sus amigos.

Agradecido a ellos en todo momento, a su familia que no pudieron acudir y que “han sufrido mucho con este reto, que me han ayudado en todo y me han apoyado siempre en mis locuras”, a su chica “que gracias a ella me puse esa línea de salida”, a todos los que desde la distancia le han ayudado, a dos buenos amigos que “sin ellos hubiese estado perdido” y a su hija, Valeria, “que con solo mirarme cuando me quise retirar me empujó a ir a ponerme las zapatillas y continuar”.

La preparación

En enero de 2022, con un entrenador, me propuse entrenar para el Ironman. Cuatro meses, desde enero hasta mayo. Tampoco tenía bici, me la compré a finales de diciembre, antes de comenzar con el entrenamiento”.

Enrique ha confesado que la preparación es muy dura, “yo trabajo vendiendo coches y estoy todo el día allí. Nunca había hecho un Ironman, mi trabajo no me ayudaba a hacer un Ironman y encima uno de los más duros del mundo.” Le quitaba horas al sueño. Antes de ir a trabajar se levantaba a las cinco de la mañana para correr y coger la bici. Incluso en los fines de semana salía con ella, “que era cuando más tiempo me quitaba”.

Con la inscripción ya en la mano, “me fui a cenar con mi chica y le enseñé la inscripción al Ironman. A mis padres les enseñé y me emocioné porque les dije que tenía que acabarlo. Era mucha presión para mi y para todos ellos porque si no la acababa me podía volver a venir abajo”.

El Ironman

La llegada a Lanzarote fue el jueves 19 de mayo. A las ocho de la mañana ya se encontraban en la isla y fueron a recoger la bicicleta “que la envíe por barco”. Después realizó un entrenamiento de media hora donde el protagonista, según ha relatado a este medio, “ya me vine un poquito abajo”.

Al día siguiente fueron a por el dorsal, “ahí fue un subidón”. Además “vi a una de las chicas de la organización que me ayudarían en la llegada a la meta con la sorpresa”. Hicieron turismo y se retiraron a descansar, pues el participante tenía que levantarse a las 4:30 de la mañana.

El sábado 21 de mayo a las 7:10 empezó la carrera. En el puesto de salida “se me pasaron todos estos meses tan duros. Confiaba en mí pero no las tenía todas conmigo porque era todo nuevo para mí. Todo era una incertidumbre”. Pero, “una vez suena el megáfono para salir te concentras y te enfocas en la carrera”.

La primera de las pruebas fue natación. 3’8 kilómetros en los que Enrique se puso un poco nervioso. “solo había nadado una vez 20 minutos en mar abierto” ha confesado. “Me relajé, cogí mi ritmo y bien, mucho mejor de lo esperado. Salgo de la natación, después de haber tragado mucha agua, veo a mi equipo en la valla, en la transición de la natación a la bici, les doy un beso y me echo vaselina porque tocaba bici”.

Una nueva prueba en la que este vecino de Leganés comienza a pensar. “Me duele la tripa, bebo agua y lo devuelvo todo. Enfoco todos los kilómetros pero en el 130 pienso en retirarme, acabar la bici y no correr”. Tras los 180 kilómetros de bicicleta y llegar a la transición entre las pruebas “veo a mi familia y les digo que no puedo. Les cambia la cara pero al mismo tiempo me estoy poniendo las zapatillas para correr”. Encima, “se me acerca la chica de la organización a decirme que lo tienen todo preparado y eso me hace cambiar un poco”. Con el chip recargado se puso a afrontar los 42 kilómetros de carrera.

Me pongo a mi ritmo, mejor de lo esperado, iba adelantando a gente y bien. En el kilómetro 28 mi cuerpo dice basta y comencé a devolver. Me tuve que poner a caminar, corría 800, andaba 200 hasta que llegué a la meta que fue después de 4 horas”. A las 21:00 llegó a la meta, con la consiguiente sorpresa.

La sorpresa

La llegada a la meta fue más presión porque quise pedir matrimonio a mi chica. Ella fue la que me motivó a ello. Le conté mi historia cuando la conocí y desde entonces me ha regalado cosas de Ironman. Ella sabia que yo no quería saber nada de competiciones ya pero poco a poco, poco a poco, me cambió el chip y le quise pedir matrimonio”.

Con el anillo en la mano y la emoción del momento, su chica le dio el sí quiero. Un final redondo para su primera prueba de Ironman sin considerarse triatleta y sin haber realizado ninguno antes. Un logro haber terminado pero una mayor ilusión al encontrarse con el “sí quiero” en la meta.

Ahora, desde fuera, tras la presión de acabar la competición y de llegar a la meta para lograr su objetivo del matrimonio, Enrique ha señalado que en todo momento se le pasaba por la cabeza su hija. “Si ella veía que me retiraba… que hubiese sido lo más normal… pero a ella siempre le digo que “tienes que seguir” cuando algo le cuesta y eso también me empujó”.

Ahora tengo muchos pájaros en la cabeza”. Hay un Ironman de Hawaii “pero para ir allí tienes que hacer marca, no puede ir cualquiera. Primero voy a ir a Vitoria y ahí ir a por marca”.

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