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En el minuto 80 del partido, los dos entrenadores habían sumado tres cambios, sobre 10 posibles, entre ambos equipos
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El Lega lanzó sendos disparos al larguero del portero Tomeu Nadal
Crónica de @juanma_alamo Foto: LaLiga
Asegura un dicho popular al respecto de la tierra albaceteña aquello de “caga y vete”. Una torpeza escatológica para la ciudad más grande de Castilla-La Mancha con una vida social digna de ser vivida y una gastronomía inmejorable. Sirva, este despreciable dicho popular, para hacer una composición en el titular que acompaña esta crónica: empata y vete.
Había avisado Martí en la previa, entre líneas, de las reticencias que le ofrecía el rival. “Nos van a exigir” expuso como carta de presentación de lo que iba a poner sobre el césped el titular del Carlos Belmonte. Las angustias de los primeros compases del campeonato suelen ser malas compañeras de viaje durante el resto de la temporada.
La solución que el propio Martí había avisado que iba a poner en liza era posesión para ser verticales. Dicho y hecho. Sus chicos se habían aprendido el papel a la perfección. Presión, posesión y verticalidad. Como punto de arranque era la carta ideal para los pepineros. Esa combinación les dio una posesión abrumadora en el inicio del partido para buscar, fruto de dicha posesión, la verticalidad que le pedía en público el técnico.
Otra cosa diferente era lo de crear más ocasiones claras de gol. Era cuestión de darle tiempo al tiempo para saber si todo seguía el patrón que quería Martí. Lo razonable era pensar que los de Aritz López (entrenador del Albacete) iban a dar una solución que parase la sangría que habían montado los visitantes en esa primera parte del partido. Y lo hicieron. Solventaron como pudieron la presión y cambiaron la tendencia. No era mucho, pero era mucho más que nada.
Talento o suerte
Y entre toda esa maraña táctica, que había metido el partido en un compromiso a merced del orden, solo cabía esperar un golpe de talento o de suerte. Llegó lo primero. Cumpliéndose el 26′, desde el lado derecho, José Arnáiz demostró otra vez su facilidad para el golpeo y el zapatazo fue a parar al larguero de Tomeu Nadal. El segundo, por cierto. El primero había sido desde el saque de esquina con un pie de Gaku. Hasta ese momento era lo más peligroso que el partido había deparado. No era mucho, era casi nada, pero era algo.
El Lega había dado un par de pasos más atrás de los pasos que había dado hacia adelante el Albacete. Y la conclusión era sencilla: más campo para los manchegos. Menos peligro para los pepineros. Más ida y vuelta. Opción de más ocasiones. Pero no dejó mucho más la primera parte. Así, sin comerlo ni beberlo, se había cruzado el descanso en el partido. Y, el combate en mitad de los asaltos, estaba igualado. Ni siquiera a los puntos había ventaja para uno u otro.
Segunda parte
La evidencia de que al Albacete se le quedaba corto lo que había vivido en el primer tiempo la evidenció su entrenador en el retorno del descanso. Aritz López entendió que cinco defensas era, aparentemente, ‘demasiado hueso para tan poco perro’. Movió pieza y cambio sistema. Redujo a cuatro. No contaba con que Arnáiz iba a intentar a los tres minutos colarse otra vez por la izquierda para intentar, otra vez, tirar a la portería de Tomeu Nadal. Idéntica suerte que el primer tiempo: intentona. Y le sirvió.
Los de Martí empezaron a lidiar con un partido más complicado, más difícil de jugar, con esa exigencia que había anunciado el entrenador en la previa. Se había hecho más de noche de lo que era. Y ahí es cuando había que esperar a ver cuál era la solución táctica que proponía el entrenador pepinero. Se echaba de menos una respuesta no basada en la improvisación o el talento. Algo más trabajado para dar respuesta.
Última media hora
En ese derrotero entró el partido en su última media hora. Martí comenzó a gotear las soluciones para intentar desatascar lo que ocurría. Dio salida a Juan Muñoz, pese a su enfado brilló menos de lo que seguramente le hubiese gustado, y se produjo en estreno de Kevin Bua. El Lega necesitaba algo: chispa, picante y todo ello convertido en presión.
Con el partido metido en el último cuarto de hora, el empate a cero sobrevolaba con insistencia sobre una cita que, hasta ese momento, había carecido de ocasiones claras de gol. De esas de poner un ¡Uy! en la boca de los que lo veían por la tele y a que los que lo contamos nos da para dejar contadas unas pocas de palabras enlazadas. Pues hasta entonces nada de nada.
Era el momento en el que el error suele tener una consecuencia funesta si los dos portadores del cero no son capaces de defenderlo, algo excesivamente habitual en ese momento. Y, a fuer de ser sincero, lo más justo, en un ‘combate’ que tenía toda la pinta de que iba a quedar empatado a los puntos, pues que vistos los méritos de unos y otros se perdiese un punto por el camino. Ese es el castigo que depara el empate en los repartos de tres puntos. Se pierde uno.
De los cambios del final, a cinco minutos, permíteme, querido lector, que ni me moleste en hacer comentario alguno porque buscar soluciones de cinco minuto es ponerle velas a la Virgen de Butarque. También puede ocurrir que en una falta que no es al borde del área en el minuto 92 le regales la opción de que te coloquen la falta en la portería. Para bien del Lega no ocurrió. Buenas noches.
LA LIGA (Segunda división, Jornada 11ª)
ALBACETE BP, 0; CD LEGANÉS, 0
ALBACETE BP: 13. Tomeu Nadal; 6. A. Benito, 4. Nico Gorosito, 37. Boyomo (17. Karim, 45′), 23. Kecojevic, 3. Fran García; 11. Alvaro J., 16. Diamanta, 21. Alvaro Peña (9. Liberto, 83′), 20. E. Silvestre; y 10. Zozulia.
CD LEGANÉS: 1. Cuéllar; 3. Bustinza, 15. Rodri Tarín, 20. I. Miquel, 28. Javi Hernández; 2. S. Palencia (18. Rober Ibáñez, 78′), 8. Gaku, 21. Rubén Pérez, 10. José Arnáiz (9. Sabin Merino, 85′); 11. Juan Muñoz (22. Kevin Bua, 66′) y 24. Borja Bastón (29. Miguel de la Fuente, 85′).
ÁRBITRO: Prieto Iglesias (Colegio Navarro). Amonestó a los locales E. Silvestre (23′), Zozulia (25), Alberto Benito (73′), Alvaro Peña (77′), Diamanka (84′) y a los visitantes Rubén Pérez (92′)