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La educación es el única arma necesaria contra el alcohol, pero es imposible con una cerveza en la mano
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Ese ‘monstruo social de guante blanco’ tritura las formas y el fondo de quién sea. No tiene ninguna piedad
En la edición de papel de nuestro número 17, pudieron leer una información relativa al posicionamiento político sobre el botellón que, semana tras semana, se lleva a cabo en Leganés y como solucionarlo. El problema del botellón no lo es de forma, de ruidos y de nueces; el problema es de fondo.
El alcohol es la droga social más extendida, permitida y menos perseguida de nuestro día a día.
En este país se ha regulado (Y PROHIBIDO) el consumo de tabaco casi hasta hacerlo de forma clandestina. Las estadísticas de personas afectadas, enfermas o fallecidas como consecuencia del tabaco están a la orden del día. ¿Y las del alcohol? LEGANEWS no va a iniciar cruzada alguna contra el alcohol, ni nos corresponde, ni es trabajo de un periódico.
Botellón consentido
Sin embargo si queremos alertar a nuestros representantes políticos, envueltos en esa capa de dignidad que ofrece el Salón de Plenos, que ellos son los primeros partícipes de un particular botellón cuando llegan las Fiestas de Leganés (versión Butarque o versión San Nicasio).
Escudarse detrás de que la ordenanza permite la venta indiscriminada de alcohol en las fiestas, no les autoriza ni ética, ni moralmente a hacerlo. No dejan de ser expendedores a granel de alcohol. Por eso decíamos que no queremos ir a la forma, queremos ir al fondo. En la forma todos, sin excepción pican año tras año.
Trabajo de la Asociación de Alcohólicos en abstinencia
Si al respecto de lo que decimos tienen dudas, les invitamos a acercarse y trabajar con las personas que forman la Asociación de Alcohólicos en Abstinencia en Leganés. Ellos conocen mejor que nadie los efectos devastadores del alcohol, en cualquiera de sus versiones. El daño, irreparable en muchas ocasiones, que produce. No solo en el consumidor sino en todos aquellos que rodean a la persona que consume.
Es igual de adicto que un fumador o que un consumidor de otro estupefacientes. Todos los expertos coiciden, sin la más mínima duda en el necesario trabajo de educación que hay que hacer. Pero la pregunta es ¿quién va a educar en alternativas a alcohol como ocio, cuando toda su vida ociosa ha girado en torno al alcohol?
A la orden del día
En nuestra ciudad solo hay que pasearse por determinadas plazas para comprobar como se han hecho de oro los negocios que venden indiscriminadamente alcohol, en muchas ocasiones regentados por ciudadanos chinos.
¿Quién va a educar a los hijos de esos consumidores en el no consumo cuando para esos niños la escena habitual es ver a alguno de sus padres, cuando no a los dos, cerveza va cerveza viene; cubata va, cubata viene? No puede educar el que no ha sido educado. Y ‘ese monstruo social de guante blanco’ tritura las formas y el fondo de quien sea. No tiene piedad.