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Segunda derrota de los pepineros en su segunda salida lejos de Butarque
A falta de cerrar la plantilla en las próximas horas, algo que no tiene más remedio que hacer el CD Leganés porque tiene más fondo de armario que la Pantoja, Martí sigue dándole forma a su idea de fútbol y a su intención, legítima y defendible desde cualquier punto de vista, de darle una forma reconocible a los suyos y a su fútbol.
La cosa para los ‘mascarillas’ (el Lega jugó con la tercera equipación homenaje a los ‘héroes’ que están en la batalla contra el COVID19) se puso bien desde el momento en el que Bikandi Garrido no quiso pitar penalti por una mano distraidísima de Rodri Tarín. Le dio de rebote en una mano que tenía por encima de la cabeza, en un gesto completamente anti natural. Imagino que por eso no lo pitó. Tampoco se lo va a discutir este humilde cronista. Usted sabrá querido colegiado.
Segundo intento
Y es que los de Martí estaban ante la segunda oportunidad de sumar puntos lejos de Butarque tras la primer intentona fallida en el Ángel Carro de Lugo donde la cosa se diluyó entre las manos. La realidad es que, al menos en el arranque, los pepineros (lejos del ‘confinamiento’ que viven en su ciudad) dieron la impresión que iban a ‘confinar’ a los blanquinegros en la menor cantidad posible de metros cuadrados de su campo. A los de Óscar Cano les costaba un mundo atravesar la línea del centro del campo.
Los blanquiazules (de origen, hoy azul mascarilla) sucedieron sus acercamientos a la portería de Whalley en los primeros 15 minutos de partido. Quizás que lo más destacado era la rapidez con la que intentaban la salida, del mismo modo que intentaba la presión lo más arriba y alta posible. Sin embargo, la primera ocasión clara del partido cayó del lado local con un disparo a bote pronto (13′) de Rubén Díez que Diego Conde logró despejar como pudo.
Del equilibrio al gol
En ese momento el partido se puso en equilibrio. Lo que parecía dominio visitante se convirtió en dominio local. Lo que daba la sensación de que la cita estaba en manos de Martí se convirtió en opciones para lo de Oscar Cano. Fue el momento en el que lo que prometía mucho empezó a parecerse a un partido de fútbol menos soportable. El mérito de Lega fue no renunciar a la presión alta y arriba. Eso le mantuvo más fuerte. De esa presión nació otra ocasión que se desperdició en la pierna menos buena de Bastón.
Y el cuento cambió su relato. Una jugada que no parecía demasiado peligrosa (demasiado he escrito, peligro tenía, pero no parecía que tanto) acabó en la cabeza de Ignasi Miquel en su área. Un despeje hacia atrás, bien colocado. La lástima es que fue en su propia portería. Lo ajustó tanto que Diego Conde no tuvo lo más mínima opción de llegar a semejante, y funesto, remate. A la media hora de partido, el Castellón se había puesto por delante en el marcador. Era malo para los pepineros, pero había una hora entera para arreglarlo.
El Leganés entró durante un tiempo en un estado de ‘shock reflexivo’. Se encontró con lo que no esperaba y tenía que buscar alternativa a algo que parecía que no estaba previsto. Y hasta que llegó el descanso anduvo reflexionando. Debe ser realmente fastidioso (la palabra sería jodido, pero queda feo) saber que eres una de las mejores plantillas de Segunda y que, de momento, le esté costando hilvanar media hora de buen fútbol seguido. Y al descanso.
La vuelta
El retorno del refrigerio fue con aire fresco para el Leganés. Martí decidió hacer un cambio de Javis. Sacrificó al que siempre es sacrificado, Javi Eraso, para dar entrada a una de las grandes esperanzas pepineras, Javi Avilés. El cambio era solo de hombre pero buscando una velocidad que es evidente que el primero no aporta y el segundo sí.
El Lega dio la sensación de ponerse algo más serio de lo que ya estaba. Dio la sensación de apretar algo más de lo que había apretado. Y dio también la sensación de que iba a poner más carne en este asador. Sea por esto o no, a los y a los 13 minutos José Arnáiz puso a prueba en sendo disparos lejanos a Whalley. El portero local defendió bien su sueldo en ambas ocasiones. Pero el Leganés había cambiado el estado de ánimo al partido.
El problema es que tenía, ahora, la mitad del tiempo para darle la vuelta a la derrota del que tuvo cuando Ignasi Miquel lograba el gol en propia puerta. La cuenta atrás de la desesperación esa que entra cuando te va quedando menos tiempo para hacer algo había puesto en marcha la cuenta atrás. Martí decidió revolcar un poco más el partido.
La revuelta
Llegó la alternativa Martí. Otro recambio de nombres y un leve ajuste de puestos. Sergi Palencia se estrenó en el lateral derecho que había ocupado Rodri Tarín. Michael Santos relevó a Sabin Merino con una intención más ofensiva que la del sustituido. Y así afrontó el Lega los últimos 25 minutos. Tiempo para cambiar las cosas había pero menos que la última vez que era menos. A todo esto, al técnico local, Óscar Cano, le valía con lo que veía y si hacía algo era ajustar para desesperar más a los pepineros.
La cosa en modo prisa y apareció el VAR. Un saque de esquina botado por Javi Avilés acabó en gol de Omerou. No pareció nada raro, pero alguien debió ver algo que los demás no vimos y la cosa acabó en que el balón había traspasado la línea. Se había ido la ocasión. Hasta ese momento, la más importante. Martí tiró de la penúltima bala: Rubén Pardo por Goku. Otro cambio de nombres. Y cuando quedaban pocos minutos para el final dobló la punta con Juan Muñoz.
El momento final
Y la vida siguió hasta colarse en el momento final. En ese en el que el Castellón quería defender lo que tenía porque un recién ascendido ganaba a un todopoderoso recién descendido. Levantó el muro necesario, agrupó a su gente todo lo que pudo, replegó hasta lo razonable para consumir segundos de uno en uno. No es lo mejor, pero es tan lícito como cualquier otra cosa. Y, por cierto, le fue bien. Tanto que llegó a ampliar la ventaja ya en la prolongación.
El Lega cerró con derrota su segunda salida. De momento, y durante alguna semana más le vale, uno de los ricos de la Segunda división está en construcción. ¿Hasta cuando? Pues hace años la condescendencia llegaba hasta la jornada ocho o diez. Pero esto es Segunda y aquí las cosas se hacen lo antes posible.
PD: El Lega tiene mimbres para ser el mejor equipo de la categoría más allá de haber confeccionado una de las mejores plantilla. No olviden, sin embargo, que el fútbol no es solo un deporte de dinero, consiste en meter una pelotita en la portería contraria. Ah, no olviden este año aquello de “estar más cerca de ganar que de perder”.
LALIGA (2ª División – Jornada 4ª)
CD CASTELLÓN, 2; CD LEGANÉS, 0
CD. CASTELLÓN: 13. Whalley; 22. Muguruza, 5. Satrustegui, 3. Lapeña, 15. C. Delgado; 8. Carles, 19. J. Señé, 23. M. Mateu, 21. Jorge Fernández (14. Fidalgo, 77′); 10. Ruben D. (20. Gus Ledes, 61′) y 24. Jordi S.R. (12. Zlatanovic, 77′).
CD LEGANÉS: 30. Diego Conde; 15, Tarín (23. Santos, 67′), 4. Omerou, 20. Ignasi Miquel, 12. D. Lasure; 21. Rubén Pérez, 8. Goku (25. Rubén Pardo, 77′); 17. Eraso (14. Javi Avilés, 45′); 10. José Arnáiz (11. Juan Muñoz, 81′), 9. Sabin Merino (2. S Palencia, 67′ ; y 24. Borja Bastón.
ÁRBITRO: Bikandi Garrido (Colegio Vasco). Amonestó al local Jordi (38′), Muguruza (66′) y al visitante Borja Bastón (90′).
GOLES: 1-0 (30′) Ignasi Miquel en propia puerta en un despeje fallido de cabeza. 2-0 (92′) Zlatanovic de tiro raso cruzado.