El sexo de pago está siendo un tema recurrente durante la anómala situación que estamos viviendo. Con el confinamiento vivido, se ha hablado mucho de la situación de las trabajadoras sexuales, que no solo no pudieron continuar desarrollando su actividad profesional, sino que su estatus alegal tampoco les ha permitido acceder a las ayudas del Estado.
La prostitución ha pasado por muchas fases y diferentes dificultades a lo largo de su larga historia, sin embargo esta es una de las más duras a pesar de la transición que está viviendo el sector, desarrollándose cada vez más en la red y menos en las calles y clubes. Los anuncios en internet se están imponiendo a los clubes y las calles. No obstante, el impacto del confinamiento en la prostitución se ha visto aliviado en muchos casos gracias a las posibilidades de la videollamada, que se ha convertido en la alternativa incluso para aquellas chicas que aún no habían dado el paso al mundo digital.
La migración a internet no solo ha dado opción a las chicas, porque aquellas que ya dieron el paso hace tiempo, afirman que anunciarse en internet y trabajar en su piso o desplazarse a casa del cliente, les otorga independencia, lejos del alcance de los proxenetas, mientras que su exposición a la trata en calles y clubes, es mucho mayor. Además, en la red son visibles y eso les supone una seguridad con la que no contaban.
Las opiniones llegan al sexo de pago
En este sentido, el desarrollo del sector ha llegado hasta el punto de que se han aplicado las reseñas de forma similar a como lo hizo en su momento Tripadvisor pero, en este caso, en el sexo de pago. Según numerosas trabajadoras sexuales, las reseñas desarrollan profesionalmente su actividad, ya que obligan a dar un servicio óptimo para obtener reseñas positivas ya que las negativas ahuyentan a los potenciales clientes. En definitiva, las trabajadoras sexuales con comentarios negativos, restan confianza y credibilidad, lo que perjudica a aquellas que sí se esfuerzan en dar un servicio profesional por lo que el desarrollo es positivo y, a su vez, esto genera un filtro de clientes, resultando lo normal un perfil que busca precisamente esa profesionalidad y aislando a posibles indeseables.
