“Me lanzan la propuesta de redactar un artículo de opinión. Busco la idea, no surge. Hay tantos asuntos de los que poder opinar, tantos eruditos que florecen en el campo de la cultura, sin más sustrato que la oportunidad, que me da un cierto pudor enfrentarme a la hoja en blanco, para escribir una opinión que no esté suficientemente fundamentada y es ese respeto a crear un texto, lo que me lleva a hablar de los dramaturgos.
El dramaturgo es el encargado de traducir la vida en palabras para que sean transportadas, la mayor parte de las veces, a un escenario. Podemos estar orgullosos de la cantera, de la que venimos haciendo gala desde nuestro nunca suficientemente loado “Siglo de Oro”, pero ahora asistimos a una eclosión creadora que considero de notable importancia.
Estamos en pleno proceso de renacimiento de autores, textos y formatos. Eso enriquece la vida cultural, pero esta eclosión puede quedar en sonido de traca, si no la cuidamos. Defender a nuestros dramaturgos pasa por revisar las programaciones teatrales, por facilitar a nuestros jóvenes la lectura de teatro actual en las aulas, por impulsar la labor creadora a través de concursos literarios que presten atención a la calidad, a la diversidad, a la novedad de temas y estilos… pero defender al dramaturgo es también dotarle de un marco legal que le permita seguir creando.
Desde 2012, cualquier profesional de la creación (no solo dramaturgos, aunque hoy no centramos en ellos) mayor de 65 años que desee continuar desarrollando su actividad tiene dos opciones:
A) Cobrar su pensión pero renunciando entonces a percibir retribución por conferencias, publicaciones o derechos de autor que su obra le genere, si con ello supera en ingresos el SMI anual bruto.
B) Continuar aportando su conocimiento y percibiendo los derechos de autor que legítimamente le corresponden, pero renunciando entonces a su pensión contributiva y no contributiva.
Tenemos conocimiento de las negociaciones que se están llevando a cabo entre gobierno y la plataforma “Seguir creando”, ojalá vayan a buen término. Un país que no cuida su cultura o que desaprovecha la labor creadora de sus escritores más experimentados, tiene una deuda clara con su destino cultural.
Para defender nuestro teatro actual hay que conocerlo, desde la asociación que coordino (Asc. Promoción social de la zona sur: Animat.sur) desde hace trece años venimos dando visibilidad, a través de nuestro Certamen de teatro Mínimo AnimaT.sur , a muchos autores, que hoy, consolidados, recuerdan con afecto el empujón que se les dio.
Este año hemos recibido 183 obras. A punto de desaparecer vamos, sin embargo, creciendo exponencialmente.
Leer teatro, acudir a las representaciones de autores contemporáneos, llenar las salas pequeñas que programan a autores emergentes, es conocer de cerca a nuestros dramaturgos y poder apreciar el buen teatro que estamos pariendo.
Lo que un dramaturgo escribe no proviene de una fantasía individual, carente de sentido. Viene del alma de lo colectivo, de la experiencia vital de una sociedad que se expresa a través del artista. Cuidemos de él.”
CONCHA GÓMEZ
Tanto la formación como Técnico superior en Actividades socioculturales, como su posterior especialización en pedagogía teatral, hacen posible que Concha Gómez, vea el hecho teatral como un generador de dinamización social.
El premio Ángel Velasco, que le fue concedido a su trayectoria en favor del teatro no profesional, por la Asociación “Amigos del teatro de Valladolid”, constatan su empeño en utilizar este arte para conseguir una mayor promoción social, y cultural en la sociedad de hoy.
Teatro estable leganés.