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“Evidentemente, cuando llega el 11M, hay que recordar a los fallecidos; pero la realidad es que el resto de víctimas que seguimos cada día, 17 años después, peleando con secuelas tanto físicas como psíquicas”
En el 17º aniversario de los atentados del 11M en Madrid, la Asociación de Ayuda a Víctimas del 11M denuncia que el delito prescriba sin identificar a los autores intelectuales.
UN REPORTAJE DE NEREA GRACIA
La historia de Adoración Majali es la de una mujer fuerte que ha luchado y sigue luchando por olvidar los horrores de una tragedia: aquella que hace 17 años se llevó las vidas de 193 personas y dificultó las de más de 2.000 que resultaron heridas, así como las de miles más que tuvieron que convivir con el horror de presenciar algo así o de perder a seres queridos. “Yo en concreto, había empezado a coger ese tren el día 9 de marzo porque había cambiado de trabajo”, recuerda Adoración, mencionando la casualidad que reunió a estas miles de personas en los trenes a la altura de Atocha, Téllez, El Pozo y Santa Eugenia. “También hay otras personas con las que he hablado que me han dicho: “ha dado la casualidad de que yo hubiera estado en ese tren si no hubiera sido porque ese día me puse enfermo o porque estaba de vacaciones”.
Circunstancias aceptadas, el paso del tiempo no ha hecho mella en el significado que para ella sigue teniendo este hecho: “A día de hoy, después de 17 años, cuando llega el 11M y salen las imágenes de los trenes, aparte de sentir mucha tristeza y mucho dolor, físicamente te entran unas ganas de vomitar tremendas”.
El tren de la calle Téllez
La que hoy es presidenta de la Asociación de Ayuda a Víctimas del 11M iba en el tren que explosionó en la calle Téllez y fue trasladada, aún consciente, al servicio de Urgencias del Hospital Ramón y Cajal: “Lo último que pensé al desmayarme era que me iba a morir y que no iba a volver a ver a mi hijo de tres años. Cuando después de tantos días inconsciente, desperté en la UCI, estaba súper feliz, porque estaba viva. Estaba convencida de que me iba a morir, y al despertar y darme cuenta de que podía volver a ver a mi pequeñajo y seguir con mi vida, todo lo demás me dio igual”.
Al llegar este 17º aniversario, la presidenta de la Asociación echa en falta más visibilidad para los heridos como ella, que camina cada día gracias a una pierna ortopédica, y a todos aquellos a los que el 11M dejó una huella negra en su mente: “Evidentemente, cuando llega el 11M, hay que recordar a los fallecidos. Pero la realidad es que el resto de víctimas que seguimos cada día, 17 años después, peleando con secuelas tanto físicas como psíquicas, es como que se nos va dando menos visibilidad cada vez. A mí me parece que esa falta de visibilidad es un poco peligrosa en general, porque da la sensación a la sociedad de que el 11M se acabó aquel día, y no es así, primero porque fuimos miles de personas que seguimos estando vivas y seguimos peleando con esto”.
Prescripción en tres años
Dori (cómo prefiere que la llamen) recuerda que el delito prescribirá dentro de 3 años al cumplirse 20 desde el atentado, y que, pese a haber una sentencia firme del Tribunal Supremo, con la autoría de Al Qaeda, no están determinados los autores intelectuales concretos ni la financiación que hizo posible su actuación: “Es muy difícil cerrar un proceso de duelo de una barbarie como aquella sin saber eso, porque, además, le podría haber pasado a cualquiera. Para nosotros es muy complicado cerrar aquella etapa si no tenemos respuestas”. “Y eso no afecta solo a las víctimas, afecta a toda la sociedad, porque desde la asociación pensamos que fue un ataque a toda la sociedad española, no solo a los que estábamos allí aquel día de manera aleatoria”, añade la presidenta de la Asociación, recordando que los flecos del 11M están aún sin cerrar.
“Da la sensación a la sociedad de que el 11M se acabó aquel día, y no es así”
La unión
La Asociación de Ayuda a Víctimas del 11M nació en octubre de 2004, unos meses después del atentado, fruto de la unión de varias víctimas que se fijaron como objetivo principal ayudar a las víctimas del 11M, rindiendo honor a su propia nomenclatura. Dori se unió como socia desde su formación, cuando un día le llamaron interesándose por su situación: “Hola, Dori. Sabemos de ti y queremos saber si necesitas algo o te podemos ayudar de alguna manera”, recuerda la actual presidenta, cargo que ocupa desde diciembre del pasado 2019.
Actualmente, también dan apoyo a otras víctimas del terrorismo, atendiendo a las necesidades de cada persona y denunciando las carencias que se desvelan: “Nos encontramos, por ejemplo, que a raíz de este atentado o de cualquier otro, se viene lesionando el acceso al trabajo, el acceso a ayuda psicológica más especializada que la que dan los servicios públicos, o el apoyo social a la hora de ayudar a gestionar una indemnización, una subvención o cualquier ayuda de las que el Ministerio del Interior pone a disposición de las víctimas”.
Asesoría jurídica
Además recuerda que “también tenemos una parte jurídica, porque siempre estamos pendientes de cualquier ley que se pueda aprobar o modificar en relación a las víctimas del terrorismo, y para que se nos tenga en cuenta en otras cuestiones, como puede ser el bono social, que al igual que se tiene en cuenta la familia numerosa, que se tenga en cuenta el colectivo de víctimas”.
“17 años después la falta de visibilidad es algo muy peligroso porque seguimos aquí”
Desde la Asociación, insisten también en la importancia de una atención psicológica especializada, para las víctimas del terrorismo y para otras que hayan tenido que convivir con las secuelas psíquicas de un desastre social, como son actualmente, los familiares de los fallecidos por Covid. “Da la sensación de que los problemas de salud mental se están desestimando. Yo desconozco, ahora, a raíz de la pandemia, el apoyo o soporte que se está dando en salud mental, pero imagino que es el equivalente al que hemos podido tener las víctimas de otro tipo de cuestiones, y la verdad es que deja bastante que desear”. En palabras de la presidenta, “es necesaria una red pública de salud mental potente. Si la tuviéramos, evitaríamos probablemente muchos tipos de dolencias físicas que también vienen derivadas de cierta medicación que te prescriben”.
Unidad diluida
Dori recuerda que al principio, con aquella barbarie reciente en la memoria colectiva, lo que se percibía era unidad, el “podríamos haber sido todos”. “Todo el mundo estaba unido y hacíamos piña para que aquello no volviera pasar”. Sin embargo, considera que esa idea, con el paso del tiempo y 17 años después, se ha ido diluyendo. Es consciente de que para muchos el 11M es Historia, de aquella que ya aparece en los libros de texto de muchos estudiantes, pero recuerda, y que no se olviden, que para otras muchas personas, que tienen que seguir luchando con secuelas y con el dolor de haber vivido algo así, es una realidad latente.
El GEO Torronteras
El GEO Francisco Javier Torronteras fue una víctima colateral del primer acto suicida atribuido a yihadistas en Europa Occidental. Tras años investigando una cédula desarticulada de Al Qaeda, en abril de 2004, en plena investigación vinculada al 11M, se descubrió la conexión entre un teléfono bajo su investigación y otro que le llevó a él y a su equipo a un piso en la calle Carmen Martín Gaite, en Leganés Norte, donde se escondían personas presuntamente vinculadas a los atentados del 11M.
La operación policial evitó que hubiese cualquier tipo de daño físico a civiles puesto que fue desalojado un amplio perímetro de seguridad del piso en el que se produjo la explosión pero, sin embargo, en el momento de acceder a la vivienda, dicha explosión alcanzó a Torronteras que perdió la vida en acto de servicio. La historia de aquella tarde de abril de 2004 en Leganés Norte sigue repleta de incógnitas, preguntas sin resolver y dudas que el paso de los años no ha conseguido ni cerrar ni aclarar.