El pasado jueves 2 de noviembre el nuevo equipo de Gobierno (PP-ULEG) de Leganés llevaba a un pleno extraordinario, por quinta vez, las modificaciones presupuestarias necesarias para hacer frente a diferentes pagos de facturas pendientes generadas por el antiguo gobierno municipal (PSOE, con sus diferentes socios ya extinguidos, Leganemos y Cuidadanos). Y, para sorpresa de nadie a estas alturas, el pago de las siete modificaciones pendientes volvieron a ser denegadas por los votos de la oposición (PSOE, Más Madrid, Podemos y VOX).
Se miden cara a cara la apelación a la responsabilidad y la lícita criticable intención de bloquear al gobierno local
Desde el Gobierno local se aboga por la responsabilidad, desde la oposición se argumenta que aún quedan flecos pendientes para contar con su aprobación. Llegados a este punto, quizá, alguien debería recordarles cuál es su función al formar parte de una institución pública, a la que han llegado, para más inri, mediante el voto de los vecinos de Leganés.
Es vox populi las apretadas agendas políticas, los quehaceres diarios y las diversas rutinas que pueden llegar a hacer olvidar a unos y a otros que el único objetivo que debieran tener es el bienestar de la ciudadanía, pero bueno, olvidos podemos tener todos.
La cosa no sería demasiado preocupante, las guerras internas, las venganzas políticas, los intentos de presión por formar parte del gobierno, los resquemores personales, todas estas cosas no deberían ser sorpresa para nadie tratándose de política, lo preocupante viene después.
Los intereses aumentando y las arcas públicas temblando ante el dinero que pagará riñas políticas y no mejoras
Lo preocupante viene, en concreto, cuando el aplazamiento del pago de dichas deudas comienza a generar miles de euros diarios de intereses que, esta vez también, saldrán de las arcas públicas, del bolsillo del panadero, del camarero, del vecino de Leganés que bastante tiene con intentar llegar a fin de mes, como para tener que andar pendiente de las venganzas políticas de aquellos que olvidan su función.
Y así continuamos aún, unos por otros, las deudas sin pagar, los intereses aumentando y las arcas públicas temblando viendo el dinero que será utilizado para pagar las riñas políticas y no para mejorar la vida de los vecinos de Leganés.
Todo este ruido político (porque es evidente que en la calle, en el ir y venir de la gente normal no existe el más mínimo ruido a este respecto) ni siquiera está tapando mínimamente la medalla que se ha colgado el nuevo gobierno municipal con el mes de octubre de fiestas, eventos, festivales y ‘halloweens’ varios que han hecho disfrutar a decenas de miles de leganeneses (grandes y chicos).
Al final pagar o no una factura, no da votos; hacer sentirse feliz a la gente sí. La duda está en saber si ha tenido algo que ver San Nicasio que hasta llegó a procesionar por el centro de Getafe.