Hace pocos días la Comisión Europea (CE) evitó el último esperpento público sostenido por no se sabe qué disparatado grupo de políticos al retirar el dossier sobre Directrices para una comunicación inclusiva en el que recomendaba no felicitar “la Navidad”, sino “las Fiestas”, a fin de que los funcionarios de la Unión Europea se comunicasen de una manera más ‘integradora’.
Helena Dalli, la comisaria europea de Igualdad (no solo en España cuecen habas) señaló en su cuenta de Twitter: “Estamos analizando las preocupaciones, generadas por el documento, con el fin de abordarlas en una versión actualizada de sus pautas”.
Occidente se ha construido al amparo de la secularización de valores cristianos precisamente por el hecho de serlos
Este tipo de decisiones, por mucha explicación que pretenda darse de las mismas, solo puede nacer de una profunda ignorancia histórica del continente en el que vivimos. Por mucho que se empeñe el Tratado de Lisboa, o la abortada Constitución Europea, en evitar a toda costa cualquier mención al cristianismo es, por mucha pirueta dialéctica que intenten, una manifestación más de una insistente ‘cristofobia’, de la nueva y creciente ‘eurocracia’.
Ponerse de espaldas a la realidad, o querer negarla, es intentar modificar la línea de la historia para intentar cambiar la construcción de Europa basada en la secularización de valores cristianos. La gran mayoría, por no decir todos, de los valores liberal democráticos, se desarrollaron en Occidente, al amparo del cristianismo, precisamente por ser valores cristianos.
El intento de la ‘eurocracia’ de sostener su identidad en valores universales o universalmente abstractos, como la liberta o los derechos humanos es una huida hacia ninguna parte porque, por muchos intentos que haya, siempre se toparán de bruces con la realidad.
Los intentos de eliminar la palabra Navidad de la Navidad es el intento de dejar sin identidad a estas fechas
El escritor británico Tom Holland (Oxford, 1968) explicó a la perfección esta realidad: “Los occidentales vivimos en una pecera y el agua es el cristianismo. No somos conscientes de hasta qué punto forma parte de nuestra vida porque lo tenemos ahí. Es el medio en el que respiramos y en el que nos movemos”.
Los intentos de eliminar la palabra Navidad de la Navidad es intentar dejar sin identidad a unas fechas que, por mucho que se empeñe Helena Dalli, o cualquiera de sus homólogas europeas, seguirán siendo las fechas navideñas.
Eso sí, usted, en ese ejercicio de libertad que el cristianismo ha permitido ensanchar la palabra, puede usted felicitar la Navidad como quiera (faltaría más).
PD: El cristianismo es una corriente espiritual que ha sido interpretada de diferentes maneras, lo que ha dado como resultado la existencia de diferentes iglesias, tales como la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa, la Iglesia anglicana, la Iglesia copta, la Iglesia calvinista, la Iglesia luterana y los protestantes en general.