Ser o no ser, he aquí la cuestión. ¿Que es más elevado para el espíritu, sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna o tomar armas contra el piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? Morir…, dormir; no más ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y al los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir… dormir, tal vez soñar! ¡Si, ahí está el obstáculo! Pues es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevivir en ese sueño de la muerte, cuando nos hayamos liberado del torbellino de la vida.
El párrafo anterior es la primera escena del tercer acto del histórico ‘Hamlet’ de William Shakespeare. Posiblemente para este editorial serviría solo la primera frase. La del dilema, la de la duda, la de la cuestión. Pero desaprovechar la ocasión de regustarse en la lectura de uno de los históricos textos de la literatura universal sería desperdiciar una ocasión de ampliar (o refrescar) nuestra cultura.
El PSOE ha estado demasiadas veces de espaldas a las demandas y necesidades de la gran mayoría de los leganenses
Pero en la primera frase está la clave de bóveda de las elecciones del próximo domingo. Ocho años después de la llegada de Santiago Llorente a la alcaldía de Leganés hay que dar respuesta a la pregunta “¿Hay que cambiar?”. Pues la respuesta irá en función de como cada cuál vea la situación y la realidad de Leganés después ocho años, 96 meses, 2922 días, 70.128 horas y 4.207.680 minutos después. Para algunos todo se ha hecho muy largo.
Decir que la gestión del PSOE, más IU, más Leganemos, más Ciudadanos, más algún no adscrito, ha sido nefasta es faltar a la verdad. Decir que ha estado demasiadas veces de espaldas a las demandas y necesidades de los vecinos es estar en la calle y hacer escucha activa. Eso que dicen que están haciendo ahora. Y la evidencia de eso está en las propias páginas de su programa electoral.
No parece lógico que el coaligado durante 30 años intente asustar al votante con una coalición en Leganés
Ocho años después de gobernar una ciudad, la lógica lleva a pensar que un gobierno debe sentirse satisfecho de su legado. Nadie con un cociente intelectual normal pensaría que nada de lo que no se ha hecho se va a hacer después de ratificar la confianza en el que te ha gobernado durante ocho años. Lo suelen llamar sentido común. Pero ahí es donde entra el ‘hooliganismo’ político y los que votan con la camiseta, no con las preocupaciones de los demás.
Más allá de las encuestas, está la calle. Ese ruido que solo es ruido hasta que llegue el momento de la urna y el voto, que parece decir que hay que cambiar. ¿Con una coalición? Eso es exactamente lo que lleva haciendo el PSOE desde hace más de 30 años, incluso cuando no lo necesitaba. No parece lógico que el coaligado permanente asuste con una coalición. Y sí, hay que cambiar.