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Dos zambombazos del Getafe desde fuera del área le dan la victoria en el derbi por 1-2
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Arambarri adelantó al Getafe antes del descanso con un golazo desde fuera del área
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Guerrero igualó el derbi en el 65′ y falló un penalti cometido sobre él cinco minutos después
CRÓNICA: JUANMA ÁLAMO // FOTOS: JESÚS TROYANO
“Y los sueños, sueños son”. Por mucho que se cumplan en Butarque, como reza el cartel de los pasillos. Por mucho que se haya dado por vez primera en Primera. Por mucho que quede mucho que aprender de los derbis vascos. Por mucho que el paso de los años haya teñido de partido normal, el derbi siempre será el derbi. Estamos demasiado cerca y demasiado mezclados getafenses y pepineros como para pensar que esto era un partido más. Y mira que lo pareció.
Él que esto escribe los ha visto en todas las categorías, en campos de tierra, en césped, en Las Margaritas, en el Rodríguez de Miguel… Y les puedo asegurar que esto sigue siendo un derbi. Pero hay muchos que desconocen la esencia del mismo. Un poquito de respeto entre una parte de las aficiones hasta se agradecería, pero lo de pedir peras al olmo…
Un derbi clásico
La primera parte fue, con mayúsculas, UN DERBI. Es decir esos partidos que, como en los toros, vísperas de mucho, días de nada. No había manera de hincarle el diente el partido. Garitano tripitió once. De nuevo los mismos del estreno y los de Barcelona. Ver para creer, lo que cambian los cuentos.
El Lega tuvo durante 15 minutos el balón y, lo que es más importante, la sensación de que el partido estaba de su lado. El problema es que el fútbol lo de vivir de sensaciones no sirve para nada más que para eso: para tener sensaciones.
Poca chicha
En ese tiempo Guerrero afiló un poco el olfato y Guaita le estropeó el frugal intento. Todo el juego pepinero estaba cargado por el lado izquierdo. ¿Y el Getafe?, se preguntará usted. Pues yo también me lo preguntaba. Andaba por allí. Estaba, no perdía el sitio y, de vez en cuando, a balón parado ponía a prueba a los aficionados pepineros, porque Cuéllar no tenía necesidades, ni grandes ni pequeñas.
Y mediado el primer tiempo algo pasó. No les sabría explicar bien el qué. Pero de pronto el Getafe se dio cuenta de que enfrente tenía un rival disputable y asequible y empezó a crecer. A dejar de regalar el campo y el balón, a pelearlo algo más. La cita estaba empezando a estar equilibrada… Y pudo desequilibrarse.
Del casi, al gol del Getafe
Pudo hacerlo porque a nueve para el descaso Guaita tuvo que sacarle una con los pies a Eraso tras descubrir el Leganés que por la derecha tenían un filón que no habían explotado en todo el primer acto. La ocasión fue un espejismo porque un minuto después Arambarri se sacó de la manga un obús y dejo a Cuéllar con la cara de Butarque. 0-1 a cinco del descanso.
La primera parte el histórico y esperado derbi en Primera entre Leganés y Getafe demostró, como decía al principio, que los derbis, derbis son. Y da igual la categoría. Así hasta la segunda. Otra mitad de un derbi. Es decir hay que recomponer piezas para intentar darle la vuelta y los de rojo pues a ver hasta donde podían verlas venir.
Cambios del Leganés
Erik Morán entró en el campo para darle salida a Javi Eraso. De vez en cuando, las búsquedas de equilbrio ofrecen variantes y, más allá de la obligación, es lo que iba buscando el cambio: el equilibrio perdido en la zona media. Bordalás había ido a lo suyo. Y no será que no había avisado. Así, entre unas cosas y otras y con bastante poco que destacar se cayeron los 60 minutos encima de Butarque.
Tras no encontrar el modo de profundizar Garitano hizo uno de sus cambios que huelen a declaración de intenciones: Omar Ramos a la ducha y El Zhar, al campo. Y a todo esto, los aficionados del Getafe cantando aquello de “Oe, oa, que parece que jugamos de local”. Vaya que lo parecía, pero debió dolerle el alma a la historia de Butarque.
Cambio de planes
Jugada por el lado izquiero, pellizco, disparo, rechace, disparo, rechace y Miguel Ángel Guerrero que consigue igualar el partido con 25 minutos por delante. Y usted, amable y querido lector, dirá ¿era justo? Pues que quiere que le diga parece que sí. Al menos los méritos se equilibraban. Por cierto Diego Rico demostró que ya ha descubierto lo que es un Leganés-Gtafe al salir corriendo con el balón al centro. La grada despertó y los azulones (de rojo) ya no jugaban de locales.
Y por si al derbi le faltaba algo llegó el penalti. Sobre Guerrero, no hubo mucha protesta o sea que, a bote pronto y sin repetición, debió ser. Él mismo agarró el balón, como en el recreo del colegio cuando los derbis eran derbis, y lo tiró a la derecha de Guaita. Lo adivinó y lo desvió. 20 por delante, sigue el derbi, un empate, un penalti fallado.
El Getafe, visto lo visto, decidió hacer algo más. El manual era el mismo y lo había enseñado varias veces durante el partido. Balón parado o zapatazo desde fuera. Y así fue otra vez. En esta ocasión Álvaro el que largó otro zambombazo en el que Cuéllar por mucho que lo intentó no pudo hacer más que recogerla en la jaula.