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Eibar-Leganés (0-0): El Lega abre de par en par las puertas del infierno y cierra las del milagro

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  • ¿Hay alguien en el Leganés que piense que el punto puede ayudar a quedarse en Primera?

  • Los de Aguirre no dieron la sensación prácticamente en ningún momento de estar jugándose el sueño de la salvación

  • El empate mantiene la diferencia de siete puntos de pepineros y armeros que dejan al Lega a seis de la salvación (si perdiese el Alavés con el Real Madrid)

  • La falta botada por Kevin Rodrigues a tres minutos del final viendo a Assalé correr en sentido contrario a donde iba el balón es para hacérselo mirar

La cuenta atrás para el Lega ha comenzado. Sea para lo que sea pero en Ipurúa comenzó esa cuenta atrás. Aguirre apeló en la previa a la única ciencia exacta que existe: las Matemáticas. Y es que esas maravillosas Ciencias Exactas decían que había espacio para el milagro pepinero. Pero para que las puertas del cielo se abriesen más que las del infierno había que pasar primero por este compromiso y, después, por lo que  venga. Y es que al Eibar lo que le iba en el envite era dar el paso crucial para la salvación.

El cara a cara era de perro. Había tantas cosas en juego que todo se iba a mirar. Los detalles iban a contar más que nunca. El Lega dispuso la imagen idéntica al partido ante el Espanyol. Había valido ante los pericos y alguien debía pensar que lo que funciona una vez puede funcionar otra. El partido se puso en marcha disparado. El Eibar exhibió, al menos durante el arranque del compromiso, una prisa y una intensidad por ponerse por delante lo antes posible.

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Espabilar para no perder

El partido estaba cuesta abajo hacia la portería de Cuéllar. Mendilibar había debido dar orden de hacer lo que hay que hacer y hacerlo cuanto antes. El centro del campo armero embotelló, hasta la saciedad, a los pepineros. Se jugaba la mayor cantidad posible del tiempo en terreno visitante. Eso sí con poco peligro. Alguna pizquita para calentar pero nada más.

Solo había un par de cosas a las que atender por parte del Lega. La primera, su fragilidad endémica en la temporada cuando un equipo le abre el campo al máximo. La segunda, el empate no le valía para nada a los de Aguirre. Lo mejor de los pepineros mediada la primera parte es que mantenían el empate a cero. No servía para casi nada, pero visto lo que estamos viendo en este final de Liga, vaya usted a saber.

Pelear por la salvación

Y de que no servía para nada se dio cuenta rápido el mexicano. Antes de la llamada pausa de hidratación el Lega ya había subido un par de marchas y había conseguido poner horizontal otra vez el partido. Su viaje hacia la portería de Dmitrovic ya no era cuesta arriba. Algo es algo. Llegó el momento de parar, descansar, recibir instrucciones y afrontar los últimos 15 minutos de la primera parte. Los de verde ‘fosforito’ se convirtieron en el equipo que se estaba jugando una salvación. Apretó de lo lindo. Se vio lo que había en juego.

Tantas ganas empezó a ponerle el Lega al asunto que hasta se dio la circunstancia que dos defensas acabaron estorbándose uno al otro (Rodrigo Tarín a Unai Bustinza) en la ocasión más clara que habían tenido hasta ese momento (39′) los pepineros. El duelo decisivo, casi definitivo, se iba al descanso empatado. Algo que no sucedía en Mallorca, donde los locales vencían.

La vuelta

El descanso trajo una acelerada segunda parte desde el mismo arranque. Todos debían saber lo que estaba pasando en Mallorca. La cosa se apretaba y de qué forma. Todo el Lega sabía, a esas horas, que una victoria pepinera armaba la marimorena por la parte de abajo. La velocidad de este crucero tenía que subir sí o sí, no había otra. Un escalón más en la angustia, un empate que abría más las puertas del infierno y cerraba algo más las del cielo.

Los armeros tenían prisa pero muchísima menos urgencia que los pepineros. Uno de los partidos más clásicos de Segunda, sino el más clásico durante años, podrá no verse, al menos la temporada próxima en Primera. El consumo de minutos era una mala solución. El Eibar exhibió en dos momentos que iba a hacer lo que fuera por defender el punto que seguramente le valga. A los diez minutos poco estaba pasando. Si el miedo hacia mella en alguno de los dos había uno que iba camino del pozo: el Lega.  

Las prisas

Es solo una sensación, una foto fija de un momento del partido, pero a media hora para el pitido final, el Lega no había cambiado a nadie. Aguirre seguía con lo que tenía. Es posible que el Lega hubiese intentado reservar fuerzas para el arreón final. Había que verlo para poder analizarlo. Y llegó el momento de la primera revolución… Y no fue en el Leganés.

Mendilibar se dio cuenta de que hacía falta algo más que ganas y buscó todo el refresco que pudo de una tacada: Cristóforo, Charles e Inui entraron en el partido. El Lega solo movió una ficha de las cinco que podía. Era evidente que Aguirre no quería desmontar lo que entendía que le servía. La pieza de recambio fue Javi Eraso. No tenía pinta de ofensivo, pero para eso están los que saben de esto y por eso cobran. Al que escribe le queda contar lo que ve y decir lo que piensa, que a estas alturas no es poco.

Aquello de la perrita cazando

Pues sí, una de refranes. Según iba llegando el partido a los últimos 20 minutos, la sensación era la del dicho de cazadores: “no me gusta como caza la perrita”. No gustaba como el Eibar había diluido por completo al CD Leganés. De los de verde no quedaba un solo rastro ofensivo. Se hacía raro de entender y mucho más de explicar. El no tocar absolutamente nada y enredarse a protestar el color de una tarjeta (con más razón que un santo dicho sea de paso) no ayudaba en nada al objetivo pepinero: sumar los tres puntos.

Y llegó el final de los finales

“Cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos supensivos”, firma en un bello y maravilloso poema Joaquín Sabina. El Leganés, aunque no firmó el punto final se dejó por el camino los puntos suspensivos. En esas cosas inexplicables, a ocho del final salió el único delantero para entrar un tipo que no es un ‘nueve’. La conclusión, ya en ese momento, es que el Leganés estaba vendido a su suerte. No había peleado como un equipo se estaba jugando alguna de sus últimas ocasiones. Ya pueden decir las Matemáticas lo que quieran (y espero comerme la frase unos pocos de años) pero…

La prolongación

Estos partidos ofrecen unas prolongaciones que son estratosféricas y éste no iba a ser menos. Cuando el cuarto árbitro levantó el cartelón con siete minutos a alguno, de los que debían pensar, se le puso un cohete entre las nalgas. Es como si de pronto el Lega quisiese jugar todos esos minutos en el área local.  Cuéllar evidenciaba que estaba perdiendo tiempo (¿?). La lógica se había destrozado por completo o Aguirre jugaba una carta que nadie entendía. La tensión era la justita.

De pronto se encontró el Lega una falta lateral, por el lado diestro, a tres minutos del final. El saque fue a pierna cambiada de Kevin Rodrigues, tan cambiada, tan cambiada que ver en la repetición a Assalé corriendo del lugar hacia donde iba el balón puedo asegurarles que me genera muchísimas dudas, pero muchísimas. (Les invito a ver la repetición de esa falta).

PD: ¿De verdad hay alguien en el Leganés que haya pensado que empatando en Eibar el equipo mantiene opciones de salvación? (Insisto: espero comerme esta frase unos pocos de años).

LALIGA (Jornada 35ª)

SD EIBAR, 0; CD LEGANÉS, 0

SD EIBAR: 1. Dmitrovic; 2. E. Burgos, 3. Bigas, 20. Rober Correa (Cristóforo, 61′), 15. Cote; 16. De Blasis, 8. P. Diop, 21. P. León (22, Inui, 61′) 10. Edu Expósito; 17. Kike G (7. Quique González, 72′). y 9. Sergi Enrich (19. Charles 61′).

CD LEGANÉS: 1. Cuéllar; 16. Rosales, 22. Siovas, 15 Rodri Tarín, 3. Bustinza (12. Awazien, 89′), 5. J. Silva; 21. Rubén Pérez, 24. Rodriguez, 19. Aitor Ruibal (17. Eraso, 61′), 23. Amadou; 9. Guerrero (20. Assalé, 82′).

ÁRBITRO: Prieto Iglesias (Colegio Navarro). Amonestó a los locales Diop (45′), Rober Correa (54′), Cjarles (72′) y a los visitantes Bustinza (17′). Siovas (53′), Aguirre (80′), Cuéllar (89′).

INCIDENCIAS: Estadio Ipurúa.

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