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Los resultados provisionales le otorgan 22 eurodiputados al Partido Popular (de los 61 disponibles para España), frente a los 20 obtenidos por el PSOE
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En Leganés, los socialistas han logrado permanecer como primera fuerza (37,7%), pero los populares han logrado una subida porcentual significativa
Las elecciones europeas en España cumplieron lo vaticinado en las encuestas. El PP salió vencedor, con 34,2% del total de votos, 22 escaños, y aumentando 9 eurodiputados respecto al 2019. Sin embargo, sólo tendrá 2 escaños más que el PSOE, que ostenta el 30,2% del total de votos, 20 escaños, y perdiendo un eurodiputado respecto al 2019.
Las europeas en clave leganense
Por otro lado, los socialistas han vuelto a ganar en Leganés (con 37,66% del total de votos), repitiendo las victorias de 2019, 2014 y 2009.
La novedad principal: el aumento del porcentaje de votos para los populares (de 15,6 % en 2019, a 33,9% en 2024).
Otro cambio de las preferencias electorales en la ciudad (aunque bastante previsible, vale decir), fue la caída estrepitosa de Podemos respecto a las europeas de 2019. Los de Belarra y Montero han pasado de ser segunda fuerza (habiéndole ganado por decimales al PP en 2019, sacando ambos 15%), a ser la quinta fuerza, con 5%. Asimismo, dejaron de ser la opción de izquierda radical más votada, viéndose superadas por Sumar.
En todo caso, lo que hay en Leganés (y en España, aunque en menor medida) es una ampliación del espectro ideológico. Las opciones del centro han logrado imponerse, pero las opciones “ultra” del abanico español (Sumar, Podemos, Vox y Se Acabó la Fiesta) suman un sólido 24,1% en Leganés.
¿Otros afectados? Los del partido centrista no hegemónico, Ciudadanos, que perdieron prácticamente todo su apoyo (pasaron del 15% en 2019, al 0,88% en 2024). ¿Sorpresas? Claramente, los outsiders “antipolíticos” de “Se Acabó la Fiesta”. El SALF, sin haber presentado programa electoral alguno, ha llegado a sacar 4% en Leganés, y 4,59% a nivel nacional, llevándose 3 escaños a Bruselas; donde tendrán más influencia política que Podemos o Junts.
El mencionado partido también interrumpe el ascenso pronunciado que VOX podía haber obtenido. De no existir SALF, lo más seguro es que los de Abascal hubieran sacado un 13% o 14% en Leganés, pues comparten el mismo público objetivo. De todas formas, VOX subió de un 7,52% en 2019, a 8,8% para estas elecciones.
Las europeas en clave nacional y general
Como se venía adelantando al revisar el caso Leganés: hubo una absorción de los votantes de Ciudadanos por parte del Partido Popular, también a nivel nacional. Por otro lado, el PSOE, a pesar de encontrarse en situaciones delicadas en cuanto a credibilidad, logró evitar una fuga relevante hacia su izquierda. Esto quiere decir que la ampliación de opciones ideológicas no significó el fin del bipartidismo español.
Dicha lógica no ha sido la misma en el resto de Europa. En Alemania, donde se eligen la mayor cantidad de eurodiputados (por cuestiones de población), se tiene un partido dominante (CDU, con el 30,3% de votos, y 29 escaños). Junto con este, están tres partidos perseguidores, de porcentajes y escaños parecidos (los ultraderechistas “AfD”, el Partido Social Demócrata de Alemania, y Los Verdes).
En Francia, sucede lo mismo. RN logró una ventaja mayúscula respecto al resto (31,5% de votos, y 30 escaños). Sólo sumando los escaños obtenidos por los tres perseguidores (incluyendo al partido de Macron), se superan los números del partido de Le Pen. A su vez, esto explica porqué el líder francés disolvió la asamblea y llamó a elecciones inmediatamente después de sabidos los resultados.
En ese sentido, se podría decir que España otorga uno de los resultados más previsibles. Si aquello demuestra cierta consistencia comparativa del sistema partidario español o no, es un tema para debatir. La constante que no es debatible es el descenso en el nivel de participación.
España ha tenido un flojo 49,22% de participación en 2024, cuando se había logrado un alentador 60,72% en 2019. La Comunidad de Madrid, por su lado, fue la que más participó, llegando al 56% (aunque había logrado un 63% en 2019). Solo revisando Leganés, también se puede observar una lógica parecida: un buen 54,96% de participación en estas elecciones, pero habiendo logrado un potente 65% en las de 2019.
Al parecer, mientras más insistieron los políticos en la importancia de estas elecciones, mayor índice de abstención produjeron. Esto puede ser producto de alguna de estas tres opciones (o de la mezcla entre ellas): un nuevo descontento civil (forma de protesta), una desafección democrática (apatía política), o una saturación electoral (respuesta a un exceso de politización y/o instrumentalización de la sociedad por parte de las fuerzas políticas).