Hola ‘Salus’. Esta carta está dirigida a toda la familia Toribio Rodríguez pero, sin duda, tú serás el primero en leerla. Y lo harás antes de que el número 74 de LEGANEWS esté impreso y repartido. Es la ventaja de formar parte de la colección de ángeles que nos protegen desde allí arriba.
Una carta en este periódico que, como todos, te gustaba tanto leer. Este periódico del que nadie de tu familia se ha cansado de decir que hemos sido responsables de regalarte seis años de ‘popularidad’. Y quiero aprovechar este espacio y esta carta a todos los que has dejado para negar la mayor, con todo el cariño que se merecen.
Tu vida nos dio la posibilidad de contar la maravillosa historia de un hombre humilde
Nosotros no somos responsables de haberte regalado nada. Tú eres responsable de que este humilde periódico de Leganés siga existiendo seis años después. Es curioso que te enterrarán justo el día que nosotros cumplíamos esos seis años pero yo no creo en las casualidades.
Cuando supimos de tu existencia, porque supimos bastante tarde, quisimos conocerla de primera mano. Cuando pasamos aquellas tardes de agosto de 2015 charlando en el cuarto de estar de tu casa descubrimos que tu historia era una historia excepcional. No era la historia de un hombre normal. Era la más maravillosa historia que podía caer en manos de un medio de comunicación que se ponía en marcha en su edición en papel semanas después.
Aquellas largas conversaciones contigo, con alguno de tus tres hijos (Pablo, Ángel o José) de testigos, y con la imagen siempre presente de Elvira, tu mujer. Los ajenos a tu casa no entendieron porque hace unos días en la información de tu fallecimiento pusimos la foto en la que había una imagen de Elvira. Es lo que tú hubieses querido. Siempre saltaba de tu corazón a tu boca cuando hablábamos.
Ha sido un orgullo inolvidable poder aprender tanto de ti estos últimos seis años
Ha sido un orgullo inolvidable haber podido disfrutar seis años, los que pasaron de los cien (¡Qué se dice pronto!), de tu sabiduría, de tus experiencias, de tu privilegiada memoria, de tu particular forma de contar las cosas, de tu concordia a la hora de referirte a ‘aquello que pasó en España’ cuando hablabas de la Guerra Civil (1936-1939). En estos tiempos convulsos que nos ha tocado vivir a todos sería fantástico que, desde allí arriba, le mandases un poquito de sentido común y un muchito de concordia a todos esos que han decidido enterrarlo.
Aún recuerdo aquellas frases tuyas hablando de tu experiencia en el frente, de cómo intercambiábais papel por tabaco los ‘soldaditos’ cuando cesaban los tiros y los españoles volviáis a estar bajo la misma bandera: la tuya, la de la concordia, la de la gente sencilla.
Esa particular forma de relatar tu vida, convirtiendo una estancia en un campo de refugiados, en una escena en la que el cielo era el techo y la arena el suelo. Todo aquel que no haya tenido la ocasión de leerte debería hacerlo. Pero hacerlo mucho más allá de lo que el marketing te vinculó al fútbol, ya fuese al Atlético de Madrid, ya fuese al CD Leganés, los clubes de tus amores.
Como me estabas viendo, no tengo que insistirte mucho en las lágrimas que dejé delante de ti en tu féretro. Me impresionó la falta de impresión. Vi tu cara, ya sin vida, mientras contemplaba tu gesto y recordaba tu manera educada (la Educación que aprendemos los humildes en nuestras casas) de tratar a todo el mundo.
Un ejemplo de concordia a la hora de referirse a “aquello que pasó en España”
Por si no te veías los pies, he de decirte, que tenías las camisetas del Atleti y del Lega cubriéndote parte del cuerpo. Tus hijos ya se cuidaron de que ninguno de los dos ocupase más sitio. La presidenta del Lega fue a verte y estuvo un buen rato con tu familia. El del Atleti, a estas alturas, seguirá sin saber que existes. Él se lo ha perdido.
Querido Salus, querida familia Toribio Rodríguez, LEGANEWS siempre estará agradecido a una casa que nos abrió las puertas de par en par para conocer la que había sido hasta ese momento la vida del ‘Señor Salus’. Intentamos contarla de la mejor manera que sabíamos y el tiempo le regaló al abuelo todas esas cosas que la gente modesta, trabajadora y humilde merece vivir como recompensa a todos esos años vividos.
Su testamento es, sin duda, su ejemplo de vida resumida en una frase: “Estar bien contigo y si viene alguien a enturbiar, decirle que se ha equivocado de ventanilla”. Gracias Salus. DEP.