Cuando en los últimos siete partidos solo has sumando una victoria le quitas las ganas al más pintado de ir al fútbol y de ver el fútbol. Sí, le pese a quien le pese, a la gente (en general) le gusta ganar. Pero en esto del fútbol se puede ganar o perder, pero lo que a la gente (en general y en particular) le gusta es que su equipo dé la cara y se la parta en cada cita. Lo que a la gente (en general, en particular y al más tonto del pueblo) no le gusta un pelo es que se busquen excusas para justificar el ‘mamoneo’.
Si a eso se le suma una granizada de las que hacen época, caída tres horas antes del partido, lo cierto es que quedan no demasiadas ganas de ir a pasar la tarde a Butarque salvo que uno sea un absoluto incondicional. Mi más sincera enhorabuena para todos aquellos que tomaron la decisión de acercarse al estadio municipal a ver un enfrentamiento entre dos equipos cuya temporada no puede ser catalogada nada más que de decepcionante.
Penalti no pitado
A pesar de todos los pesares, los de Nafti dieron la sensación de tener una mayor pretensión ofensiva en el arranque del encuentro. Es cierto que les cuesta un mundo poner un partido de frente, pero al menos dio una ligera sensación de querer tener algo más, aunque solo fuera por contentar a los suyos. No es mucho, pero si además te encuentras a un árbitro que en el minuto 16 no ve penalti, donde cualquier que sepa levemente de fútbol es absolutamente incuestionable que lo que le hizo Seoane a José Arnáiz era penalti, sí, sí o sí.
Y a partir de ese momento, Butarque se tragó al Lega. Los de Nafti desaparecieron. Parece mentira que un gesto pueda provocar semejante reacción, pero lo hizo. Desde ese momento, los de Xisco tomaron sin mayor esfuerzo el mando del partido. Los locales comenzaron a parecerse a la peor de las versiones que han ofrecido durante la temporada y el Huesca decidió que, mientras le fuese bien, iba a seguir yendo por esa vereda. Y bien era, solo, que no les fuera peor que un cero a cero. Salvo que fuese mejor. Lo fue.
De forma inexplicable llegó el primer tanto del equipo oscense. Una jugada de Gerard Valentín por la banda derecha. De ese tipo de jugadas que ves y piensas que antes o después le van a frenar. No le frenan. Sigue avanzando y piensas que cuando llegue al área se va a caer. No sea cae. Y al pisar el área ves que no tiene un ángulo claro de tiro porque solo tiene la opción del palo corto del portero. Le pega al palo corto. Y dices, bah el portero la desvía. No la desvía. La jugada acaba en gol. ¡Ver para creer!
Esas cosas raras
Pero por si no había bastantes cosas raras durante el partido. Nyom puso a trabajar al VAR en el minuto 38 después de rematar de cabeza. La jugada se planteó como poco o nada dudosa, pero debe ser que en la pantalla del que esto escribe se veía de otra manera. Incluso viendo la imagen parada del VAR sigo pensando lo mismo. Igual tenía una pata elevada de la mesa y Nyom estaba más caído. El caso es que sin mayor polémica se anuló el gol y todos a seguir jugando. ¡Qué cosas tan raras están pasando en Butarque! Tan raras que cuando parecía que el partido se iba al descanso con derrota local, llegó un centro de Pardo que el portero visitante mandó a corner tras el remate de Rober Ibáñez.
Y en el saque de esquina, Rubén Pardo dejó un balón en un sitio en el que los defensas oscenses debían pensar que por allí no iba a pasar nadie, pero se equivocaron gravemente. Por allí decidió asomar Cissé y con el muslo izquierdo mandar el balón a las redes de Andrés Fernández. Así se consumían 45 minutos que se cerraban con un resultado que tenía tufillo a justo.
Segunda parte
Xisco vio la necesidad de tocar un par de cositas de cara a la segunda parte. De ahí los dos cambios que introdujo en las posiciones del centro del campo. El Lega tenía, por aquello de dar mucho la cara delante de los suyos, que aumentar el ritmo, la tensión, la velocidad, las ganas y todo eso que se pone. Lo estaba poniendo hasta que el árbitro subió a la garganta del ‘pepinerismo’ algo en forma de cabreo al pitar un penalti del que se desdijo al segundo al señalar un fuera de juego que lo era.
Traspasado el mal trago, de repente, se produjo otra vez la alineación de dos planetas. El planeta Rubén Pardo centró al área y, de nuevo, Cissé campó a sus anchas y, de nuevo, consiguió rematar, como pudo, otra vez. Antes de llegar al cuarto de hora del segundo tiempo, los de Nafti merced a dos combinaciones casi idénticas, con errores defensivos calcados, permitieron darle la vuelta al resultado. Algo que no es baladí.
Retoques
Visto el rumbo que había tomado el partido, Nafti decidió darle algo más de pulmón y picante a la cita. Algo que es de agradecer. Para ello dispuso la entrada en el césped de Naim y de Yoel Bárcenas. Sonaba bien la letra, faltaba ver la música. Y la música, lo más importante, consistía en no desafinar hasta el final del partido. Después de tres partidos sin marcar, de dos derrotas y un empate y de casi un mes sin ganar en Butarque, la victoria sabe a gloria. Sirve para poco pero sabe muy bien.
Segunda División (Jornada 38ª)
CD LEGANÉS, 2; SD HUESCA, 1
CD LEGANÉS: 25. D. Jiménez; 2. S. Palencia, 22. Nyom, 6. Sergio G.; 20. Javi Hernández; 8. Gaku, 32. Cisse (19. Perea, 92′); 7. Rober Ibáñez (34. Naim, 66′), 18. Rubén Pardo (23. Yoel Bárcenas, 66′), 10. José Arnáiz (12. Randelovic, 75′); y 28. Borja Garcés (24. Bautista, 75′).
SD HUESCA: 1. Andrés Fernández; 2. Andrei, 4. Insua, 23. Ignasi Miquel, 3. Miguel, 9. Gerard; 11. Joaquín (19. Darío, 45′), 12. Timor (17. Mikel Rico, 70′) , 5. Pedro Mosquera, 20. Seoane (16. P. Martínez, 46′); y 10. Escriche.
ÁRBITRO: Sánchez López (Murciano). Amonestó a los locales Sergio G. (3′), Nafti (17′), Rubén Pardo (16′), Gaku (46′) y a los visitantes Escriche (31′). Insua (39′).
GOLES: 0-1 (34′) Gerard Valentín. 1-1 (45′) Cissé. 2-1 (58′) Cissé.
INCIDENCIAS: Estadio Municipal de Butarque. 4.516 espectadores.
