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El francés ‘El Rafi’, con una vuelta al ruedo, triunfador en una tarde en la que la espada le privó de más éxito
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El colombiano Leandro mostró algún detalle interesante para su futuro pero tuvo dos caras diferentes
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El chiclanero Francisco Montero sucumbió ante sus prisas por intentar triunfar en la Comunidad
FOTOS: JESÚS TROYANO
PLAZA DE TOROS LA CUBIERTA. LEGANÉS. Algo más de un cuarto de entrada (aclarando que el aforo está reducido por protocolo COVID a un tercio del habitual).
TOROS DE LA QUINTA. Bien y uniformemente presentados. Nobles y, en general, buenos para la lidia. Aplaudido en el arrastre el quinto.
FRANCISCO MONTERO, de blanco y plata. Estocada (Saludos). Estocada atravesada, dos pinchazos y estocada (Pitos).
‘EL RAFI’, de verde y oro. Estocada (Saludos). Dos pinchazos y estocada (Vuelta).
LEANDRO, de esmeralda y oro. Estocada tendida y dos descabellos (Saludos). Pinchazo hondo y estocada (Saludos).
2021-05-07. El día 7 de mayo de 2021 pasará a la historia de Leganés. Los aficionados a los toros, de la ciudad y de fuera, temieron que nunca volviesen a ver un festejo en La Cubierta. Se equivocaron. Este viernes la empresa Tauroemoción, los aficionados, seis novillos de La Quinta y tres novilleros (Francisco Montero, El Rafi y Leandro) han devuelto su ser al vilipendiado y maltratado coso pepinero.
Los alrededores de la plaza, la afición (poca pero de verdad), la forma de ver un festejo taurino, la banda de música… Todo ha generado un ambiente taurino que Leganés creía perdido para siempre pero ha recuperado de un golpe. Todo lo que había alrededor del festejo, y el propio festejo, han permitido respirar de nuevo esa esencia que tiene el mundo de la Tauromaquia. Y no ha hecho más que empezar.
La espada privó a ‘El Rafi’ de un triunfo mayor
Un novillo de La Quinta, de nombre ‘Recobero’, y un novillero francés, Rafael Racaule anunciado como ‘El Rafi’, sembraron otra vez de gusto taurino la arena de La Cubierta. Era el quinto de la tarde. Animal y novillero decidieron hacer bueno uno de los dichos más taurinos y conocidos que existen: “No hay quinto malo”. La faena de ‘Recobero’ mereció todo tipo de alabanzas.
El manejo del capote del francés resultó tan elegante como brillante. Aprovechó que el novillo no fue especialmente castigado en el caballo y que fue tan bien banderilleado por Morenito de Artés que el subalterno se vio obligado a saludar a un público que se lo requería. Desde la primera serie de muletazos embarcó al público en la faena. Lo calentó de tal forma que se produjo esa peculiar simbiosis que deja a afición y torero a merced de una mano y de una muleta.
‘El Rafi’ fue, poco a poco, encadenando series en una faena construida en su gran mayoría en el mismo centro del ruedo. Usando con estética y esfuerzo la mano izquierda porque el animal era menos agradable por su pitón derecho pero el puntito de picante le puso emoción a la faena que había construido el novillero francés. Solo le faltaba matar bien para haber ‘tocado pelo’ y haber cortado una oreja.
Pero… Dos pinchazos le dejaron sin el premio. Una sonora y aplaudida vuelta al ruedo le permitió dejar un gran sabor de boca. El mismo que ‘Recobero’, muy aplaudido en el arrastre. En su primero, el francés anduvo suelto pero le costó más trabajo fundirse con el novillo. Todo pese a reconocerle lo estético y valiente de su forma de torear.
Mala tarde de Francisco Montero
El chiclanero Francisco Montero no tuvo una tarde destacable. Mostró las ganas que se derivan de las prisas pero, como bien indica otro refrán, ‘las prisas para los ladrones y los malos toreros’. En su caso las prisas por hacer las cosas bien en la Comunidad de Madrid evidenciaron más defectos que todas las virtudes que atesora.
Además con problemas muy parecidos en ambos toros. Primero, una tremenda dificultad para tomar el mando de la lidia y estar muy a merced los animales. Segundo, dar la sensación (quizás errónea) de que le costaba un mundo hacer dos faenas continuadas. Y, tercero, estar especialmente poco acertado a la hora de matar a ambos novillos. Lo mejor, su valerosa recepción de rodillas en la puerta de chiqueros al primero. Digno inicio para la vuelta de los festejos taurinos a La Cubierta.
Detalles del colombiano Leandro
Tiene algo, no me pregunten el qué pero lo tiene. Este joven novillero colombiano tiene algo dentro que apunta a éxito. No osaría a definirlo con exactitud por verle torear dos novillos en Leganés pero sí me atrevo a decir que hay algo dentro de ese joven. En sus dos novillos exhibió un manejo del capote interesante tanto en la disposición del lance de la ‘verónica’ como en la ejecución del mismo.
En su primero (el tercero) estuvo mejor que en el que cerró el festejo. Con un novillo distraído, en ocasiones, consiguió enjaretarlo. El peligro del animal iba a más con la misma velocidad con la que crecía la faena de este joven colombiano. No acertó al matar.
En el sexto se vio una versión diferente. Los dos pares de banderillas que dejó David Adalid fueron de los que se deben poner en las Escuelas de Tauromaquia. Conclusión: obligado a saludar. Leandro, después, tras repetir con facilidad el trabajo de sacar a los novillos a los medios, comenzó a acelerar la faena. En ese momento el público se desconectó y empezó a decir aquello de “mañana será otro día”.