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El técnico se estrenó modificando el sistema recuperando su tradicional 1-4-2-3-1
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Doblete de Sabin Merino y golazo de falta directa de Rubén Pardo
CRÓNICA: Juanma Álamo FOTOS: Tania Delgado
Llegó el día. El día que el destino tenía previsto para que Asier Garitano retornarse a la ‘titularidad’ como entrenador del banquillo de Butaque. La historia había querido que algo que mucha gente pensase que podía suceder pues sucediera. Mucho ha llovido y ha cambiado todo desde aquel 18 de mayo de 2018 cuando puso punto y… seguido. Aunque la comparación es, evidentemente, una hipérbole literaria, el de Bergara emuló a la frase atribuida a Julio César: ‘Llegó, vio y venció‘.
Y el día llegó con pinceladas tradicionales de lo que durante tantos años fueron señas de identidad de los equipos de Garitano. Para empezar la recuperación de un sistema que en la primera etapa del ‘garitanismo’ habían automatizado sus futbolistas: 1-4-2-3-1. Un sistema que arma y bien el sistema defensivo del equipo. Era la primera pincelada que cabía esperar y sucedió.
Lo segundo era ver los que conformaban el once, más allá de sancionados y recuperados de última hora. Y llegaron cambios significativos. Sergi Palencia retrasó su posición al lateral. Jonathan Silva apareció por el once. El doble pivote lo confeccionó con Rubén Pardo y Luis Perea. Y a ello se le sumó la presencia de Javi Eraso en un puesto que con Garitano siempre estuvo acostumbrado.
Las jerarquías
Con el dibujo nuevo y con la distribución de caras faltaba por ver la de jerarquías. Pero eso ya no es cuestión de un solo partido habrá que ver alguna cita más para ver quienes son los que mandan en este remozado CD Leganés. Algunos de ellos parecen evidentes, pero habrá que ir viendo partidos.
Y así se puso el partido en marcha. Solo podía pasar algo para que todo se torciese. Pasó. Un gol del Lugo en los primeros instantes del encuentro iba a poner en jaque el principio de “no ansiedad” que manifestó Garitano en la previa. Antes del cuatro, en una jugada inexplicable vista repetida, el lucense Barreiro colocó de cabeza el balón en la red de Cuéllar. Todo estaba boca abajo.
El golpe fue un estímulo. El Lega trabajaba en una dimensión diferente a lo que se había visto hasta el momento. Con Martí era un equipo de automatismos (que podrían gustar más o menos) reconocibles. Pero aquí se trataba de igualar el partido a la mayor rapidez posible. Y lo hizo. Menos de seis minutos después una combinación perfecta entre Sabin Merino y Javi Eraso acabó con el primero pisando el área pequeña con un centro del segundo que convirtió en el empate. Todos respiraron.
Oxígeno y remontada
Y respiraron tanto que el Lugo comenzó a tener menos sitio en el campo, a dar una sensación de menos peligro, mientras los blanquiazules intentaban llenar el espacio y las intenciones. El partido se vistió de pepinero. Así, a priori, y durante el primer tiempo, las sensaciones parecían buenas… La única duda era saber si iba a haber una recompensa a todas esas sensaciones y… ¡Vaya que si la hubo! Una falta al borde del área fue convertida de forma magistral en gol por Rubén Pardo. La ejecución es de esas que hay que ver en las escuelas de fútbol.
A los 30 minutos de encuentro, el partido estaba cayendo del lado local. Garitano había conseguido muchas cosas: cambiar el sistema, el once, más de una cara, devolver la confianza a muchos y darle la vuelta a un partido. No se podía pedir más. A partir de ahí había una máxima sobrevolando: estar más cerca de ganar que de perder. Y el Lega ya tenía el partido ahí.
El retorno
El técnico del conjunto lucense, Nafti, diseñó la segunda mitad, tras el descanso, con cambio de caras para intentar recuperar equilibrios en zonas del campo donde había sido desbordado por el conjunto local. Hizo lo posible por buscar oxígeno en el medio y chispa arriba. Para ello, supuestamente, entraron El Hacen y JL Rodríguez. El Lega tenía que rehacer sobre lo hecho, pero en realidad le valía con lo que había puesto en juego hasta el momento.
La combinación de talento suele provocar, en esto del fútbol también, resultados bastante ventajosos para los intereses de los que lo mezclan. Ese talento apareció todo de repente durante dos minutos que, salvo sorpresa mayúscula, iban a suponer la firma y ratificación de la primera victoria de Garitano. El primero en poner su guinda fue Jonathan Silva con un disparo a un palo. El rechace lo jugó José Arnáiz en el borde del área. Le traban. Penalti. Y allí se plantó el pichichi Sabin Merino y a los 11 de la segunda mitad había dejado el partido 3-1.
A remar a favor de viento
El Lega tenía casi cerrado el salvoconducto de la primera victoria de la segunda era Garitano. La lógica llevaba a pensar que el Lugo iba e intentar poner lo que quedara pero sin contar con el estímulo añadido de saber que la victoria para los pepineros podría tener un absoluto efecto balsámico.
En esa dinámica, lo mejor que podía hacer el Lega era comerse minutos y ver como la desesperación crecía por momentos entre los lucenses. No había camino para el Lugo y cuando apareció se encontró con el muro final de Cuéllar.
LALIGA (Segunda división, Jornada 23ª)
CD LEGANÉS, 3 ; CD LUGO, 2
CD LEGANÉS: 1. Cuéllar; 2. Sergi Palencia, 4. Omerou, 20. I. Miquel, 5. J. Silva (6. Sergio G, 89′); 25. R. Pardo (21,. Rubén Pérez, 85′), 19. Luis Perea; 18. Rober Ibáñez (8. Gaku, 90′), 17. Javi Eraso, 10. José Arnáiz (14. Javi Avilés, 72′); y 9. Sabin Merino (29. Miguel, 20′).
CD LUGO: 13. Cantero; 22. Campabadal, 23. F. Vencancio, 4. Marcelo, 15. R. Canella; 20. Gerard (24. Iriome, 78′) 6. Juanpe (18. El Hacen, 45′), 8. Seoane (11. Carrillo, 84′) , 10. Hugo Rama (7. Herrera, 67′); 16. Chris Ramos (19. JL Rodríguez, 45) y 9. M. Barreiro.
ÁRBITRO: Milla Alvéndiz (Colegio Andaluz). Amonestó a los locales Luis Perea (65′) visitantes El Hacen (60′) y Seoane (61′).
GOLES: 0-1 (4′) Manu Barreiro coloca de cabeza desde el área pequeña. 1-1 (10′) Sabin Merino culmina una jugada con Javi Eraso con un disparo duro desde el área pequeña. 2-1 (30′) Rubén Pardo de falta. 3-1 (56′) Sabin Merino, de penalti. 3-2 (94′) Manu Barreiro, en el área pequeña.