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El griego Siovas adelantó a los pepineros en el minuto 15 a la salida de un corner
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Sergio León logró el empate, de penalti, a diez minutos para el descanso y el 2-1 de un zurdazo
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Cuatro jugadas dudosas en el área de Osasuna pudieron modificar el resultado
CRÓNICA: Juanma Álamo
El Leganés sigue sin encontrar el camino de la victoria en estas últimas jornadas. Tras la derrota ante el Real Madrid sumó un nuevo tropiezo en el campo del colista. Los navarros, con el triunfo, toman algo de oxígeno para creer en un milagro que roza lo imposible. El Lega, por su parte, necesita recuperar cuanto antes la
Si les digo que cojan un Osasuna-Leganés de cualquiera de las temporadas que coincidieron en Segunda y le echen un ojo, no exagero. Cualquier partido de aquellas épocas valdría para explicar los primeros 45 minutos entre navarros y leganenses.
Presión (mucha), tensión (mucha más en Osasuna), atosigamiento (mucho más en Leganés) y así hasta todo aquello que hizo clásico este partido. Los navarros, por aquello del orgullo, se hicieron dueños en los primeros 15 minutos. Eso fue lo que tardó el Leganés en cogerle el aire al partido. Bueno, el aire y más cosas.
Buen tramo pepinero
Justo en ese minuto, Erik Morán agarra fuera del área un balón. Su disparo se iba fuerza, pero lo defendieron de rebote a córner los rojillos. Allá se fue Szyzmanovski. Cerrado, peinado por Tito y, al más puro estilo ‘Atlético de Madrid de años atrás’ aparece un central (Siovas) y la manda a la red. Sin más contemplaciones. Y eso que le estaban haciendo penalti al griego. Cada día es más grande en este equipo y manda más.
Y así como el que no quería la cosa, el Leganés se había puesto por delante. Tocaba pensar a Osasuna como hacerlo para darle la vuelta. Pues el modelo fue el mismo: presión, presión y presión. Tanta que provocaba un número revelado por los compañeros de Bein que preocupaba: 54 pérdidas (30/24) en 25 minutos.
De un penalti a favor a un gol en contra
De todo lo malo dicen que sale algo bueno. Diego Rico lanzó un balón desde la izquierda que acabó en el pico derecho de la portería de Sirigu. En la continuación de la juega le hacen una penalti a Gabriel que Ocón Arráiz convierte en el típico: “¡Sigan, sigan!”. Gabriel se sale de madre y, seguro que por el cabreo arrea y es amonestado. Y como por arte de magia cae un balón en el área del Leganés que es pitado como penalti. ¿Lo era? Es posible, no diría yo que no.
Sergio León, convirtiendo la pena máxima en el 35 le da oxígeno a Osasuna y encierra al Leganés en una tristeza que le manda al descanso. A eso que se llama tiempo de refrigerio, reflexión o cómo ustedes quieran, pero a pensar seguro porque había cosas que pensar.
Arranque rojillo de encierro
El inicio de la segunda parte fue inexplicable para Osasuna: metió en el campo a Berenguer y ¡se atrincheró! Leen bien, el equipo que tiene un pie y tres dedos del otro en Segunda decidió encerrarse. Ya sea por su propia inercia, ya sea porque el Leganés apretó más, lo de la línea de cinco en un equipo medio muerto queda horroroso en esto del fútbol.
El encierro, fuera de San Fermín, provocó repetidas embestidas del Leganés: un disparo de Guerrero que mando Sirigu a córner. Y una segunda jugada polémica en el área de Osasuna. Syzmanovski se tiró a rematar de cabeza a ras de suelo y entre que no y que sí… Si no era penalti debió ser amarilla para el argentino. Y un remate de cabeza de Gabriel más solo que la luna en el área pequeña.
Más madera arriba y sorpresón
Garitano, solventando el problema de defenderse con solvencia, dispuso con los cambios que había que ir a por el partido. Un inconmensurable, en el trabajo de presión, Guerrero dejó pasó a Luciano; y Szymanovski hizo lo propio con Machís. Frescura para el ataque… Y golazo… de Osasuna. Moviendo piezas los pepineros y la sorpresa cayó con un zarpazo de izquierda de Sergio León.
20 por delante. Diego Rico lesionado. El Leganés perdiendo. El Zhar, al campo. ¿Tensión? No son capaces de imaginar cuánto. Y Sergio León estuvo a punto de firmar el triplete que acabó con un balón en el palo de Herrerín. después le hizo un agujero a los pepineros por el que volver a poner el ¡uy! Todo apuntaba a que ya podía el Leganés poner lo que quisiera que aquello olía a victoria de un equipo que está casí en Segunda.
No tenía claro que hubiese mucho más que contar, pero lo hubo. Una tercera jugada dudosa en el área de Osasuna, por unas manos de un defensor que vieron los jugadores del Leganés, las repeticiones y ustedes si ven la foto que aquí encima de este párrafo. En la prolongación hubo otras manos todavía más claras que estas. Y así, entre lo que no se espera, lo que no pasa y lo que se quejan… Final y derrota.
