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Leganés-Rayo Vallecano (1-0): Tres puntos que se quedan en Butarque en un partido desbarajustado

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  • Un gol de José Arnáiz a los cuatro minutos fue suficiente para que el Lega lograse la victoria

El Leganés salvó tres puntos en Butarque en un partido que pudo terminar de cualquier otra manera. Los locales se  encontraron con un rival, el Rayo Vallecano, que exhibió muchos modos de equipos que peleará por el ascenso pero tuvo la mala suerte de no acertar en ninguno de los momentos decisivos que tuvo durante la cita.

Martí recuperó para el arranque del partido lo que parece que tiene pinta de ser el once más titular posible del Leganés. Es muy difícil adivinar cuál pueden ser los elegidos pero el paso de 16 jornadas del campeonato da para pensar que sus favoritos van teniendo nombre y apellidos. Y más después de lo que pasó en Ponferrada. Tres días después tocaba reordenar y reordenó.

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El Leganés se puso el traje de grande de la categoría sin  tener demasiado en cuenta al rival. Uno no termina de tener claro si eso es bueno o es malo. Si los entrenadores deben de pensar en los demás o no. Sea como fuere, los ‘pepineros’ enfilaron a jugar un partido con el objetivo de subir un par de escalones en intensidad. Y se le puso de cara muy rápido.

El gol de Arnáiz

A los cuatro minutos, José Arnáiz exhibió otra vez la relación que mantiene en esta primera vuelta del campeonato con el gol. Una de las mejores cosas que ha traído el descenso a Segunda, que hay varias, es que los aficionados pepineros están disfrutando de la mejor versión (con modo goleador incluido) del talaverano. Había indicios del futbolista que se está viendo esta temporada, pero es que no pierde ocasión de poder demostrarlo en cuanto tiene ocasión.

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El Lega se había metido otra vez en ese escenario en el que con ventaja en el marcador tan pronto deja abierta una duda. Si va a ser el equipo que quiere más o el equipo que aguanta mejor. Pero en todo esto del fútbol cuentan los que hay enfrente. El Rayo, los de Andoni Iraola, decidió ponerle las cosas a los locales complicadas tirando a difíciles. Durante una parte importante del primer acto tomaron el dominio de la cita, incluso con ocasiones de esas que no se acaba de entender como no acaban en gol.

De una forma o de otra, con más o menos suerte, con mayor o menor acierto, el Lega solventó la primera parte con un victoria parcial al descanso. Un refrigerio que, más que en otras ocasiones, obligaba a los locales a reflexionar sobre lo que habían vivido en la primera parte. No es normal ver al Lega sin mandar mucho y exigía retoques necesarios tras al descanso.

Segundo acto

La decisión de Martí fue dar entrada en el campo al nipón Gaku y sacar del mismo a Rober Ibáñez. A priori parecía con intención de fortalecer la batalla del medio campo que había perdido en el primer tiempo. Pero era evidente que, al menos en el arranque de la segunda mitad, el potencial ofensivo, inexplicablemente, había decaído. El Rayo, en poco más de diez minutos, había arrinconado al Lega, creado ocasiones de forma sucesiva y poniendo a prueba a Cuéllar.

Un cuarto de hora, con sus quince minutos y sus 900 segundos, tardó el Leganés en acercarse en la segunda mitad al área de Dimitrievski. Era demasiado tiempo. Pero haciendo otra lectura, el Rayo había consumido un tercio de la segunda mitad, en la que había mandado y dominado, pero nada más. No es poco, pero no servía.

Para colmo de cosas inexplicables, el portero rayista recibió una tarjeta amarilla por protestar y, algo debió decirle al colegiado, inmediatamente fue expulsado. El calcetín (el partido) se daba la vuelta de repente. Los vallecanos perdían una pieza. Iraola debía rectificar sobre lo rectificado. Tenía que meter un portero y sacar a alguien: el sacrificado fue Óscar Trejo. Todo indicaba que había cambiado de repente. El partido tenía otras pautas y era otro.

El otro partido

Ahí comenzó otra cosa diferente a lo visto hasta el momento. El Rayo perdió la capacidad que había tenido hasta ese momento y comenzó a entregar, despacito, la cuchara del partido. Un día más al Leganés le podría valer. Martí tenía claro, otra vez, que no tenía mucho más que hacer que, como el tragabolas, tragar minutos y hacer que el partido se pusiese en el modo menos jugable. Y si cazaba alguna a la contra redondeaba el resultado.

Para intentar culminar el trabajo final, Martí decidió refrescar piezas esenciales y mandó a descansar a Rubén Pardo y Borja Bastón. Luis Perea y el ‘pichichi’ Sabin Merino; pero el fútbol te regala cosas extrañas y en una jugada de Álvaro, que corría como un gamo hacia la portería de Cuéllar, Rubén Pérez le acarició en la carrera, pero hay caricias que se pagan caras: la expulsión a diez del final. Los dos con uno menos. Y al Rayo le dio un ‘chute’ de motivación.

El de mala leche le llegó cuando ni Prieto Iglesias, ni el VAR, ni ningún santo del cielo decidieron ver o revisar  una mano pepinera en el área. Pues eso que sacó el Lega porque penalti era. Lo sorprendente es que entre la infracción y el árbitro no había absolutamente nadie. Ni lo vio ni lo revisó. Y eso al Lega le salvó de la posibilidad de haber dejado escapar dos de los tres puntos que dejó en su casillero.

 

LaLiga (Segunda división. Jornada 16ª)

CD LEGANÉS, 1; RAYO VALLECANO, 0

CD LEGANÉS: 1. Cuéllar; 3. Bustinza, 15. Rodri Tarín, 20. I. Miquel, 28. Javi Hernández; 2. Palencia, 25. Rubén Pardo (19. Luis Perea, 78′), 21. Rubén Pérez, 18. Rober Ibáñez (8. Gaku, 46′); 24. Borja Bastón (9. Sabin, 78′) y 10. José Arnáiz (4. Omerou, 91′).

RAYO VALLECANO: 13. Dimitrievski; 17. Advincula, 3. Iván Martos, 5. Catena, 27. Martín (6. Comesaña, 62′); 23. Óscar, 8. Oscar Trejo (1. Luca Zidane, 65′); 11. Andrés (15. Antoñín, 85′), 22. José Pozo (7. Isi, 85′), 18. Álvaro; 14. Qasmi (9. Ulloa, 9′).

ÁRBITRO: Prieto Iglesias (Navarro). Amonestó a los locales Rober Ibáñez (30′) y expulsó a Rubén Pérez (80′) con roja directa; y a los visitantes Martín (50′), Dimitrievksi (63′) y expulsado por roja directa (64′), Álvaro (84′).

GOLES: 1-0 (4′) José Arnáiz remata en el centro del área un centro de Bustinza.

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