LEGANEWS traslada a su página web el reportaje especial que ocupó parte importantes de nuestra edición de papel: ‘Los ojos de 2020, las miradas que velaron por nosotros en la pandemia‘. Un cuestionario común, en su gran parte, a cuatro personas que han tomado importantes medidas durante este año que termina. La comisaria de la Comisaría de Leganés, María Jesús Díaz, en el ámbito de la Seguridad Ciudadana. El director-gerente del Hospital Severo Ochoa, Domingo del Cacho, en el ámbito de la salud. El alcalde de Leganés, Santiago Llorente, en el ámbito municipal. Y el Obispo de la Diócesis de Getafe, D. Ginés García Beltrán, en el ámbito espiritual.
Estas entrevistas serán reproducidas de forma diaria del trabajo llevado a cabo por la redacción de LEGANEWS con el trabajo audiovisual de la empresa local ‘Black Circle’ cuyo documental verá la luz el próximo fin de semana. Por cuestiones de espacio, las entrevistas íntegras podrán leerse en este soporte, dado que las publicadas en el número 68 de nuestra edición de papel estaban resumidas.
La tercera de las entrevistas que reproducimos es con el alcalde de Leganés, Santiago Llorente.
¿Recuerda cuándo fue la primera vez qué escucho la palabra coronavirus?
Exactamente no, quizás en enero.
¿Qué estaba haciendo el día que el Gobierno decretó el estado de alarma?
Llevábamos ya varios días en tensión. La Comunidad de Madrid ya había empezado a poner algún tipo de medida y de restricciones. Habíamos cerrado ya los centros de mayores desde hacía unos cuantos días. Empezábamos ya a ir paulatinamente cerrando actividades. Cuando llegó el decreto del Estado de Alarma ya habíamos empezado todos a tomar algunas medidas. Después vimos que eran insuficientes.
¿Qué pensó en ese momento?
No sabíamos lo que nos venía encima, la verdad. Veíamos los datos de China…Y muchas veces se habla de lo que había pasado en Italia y, en realidad, llevábamos alguna semana de retraso, pero las primeras noticias que nos llegaban de China no parecían tan preocupantes. 3.000 fallecidos en un país tan gigantesco no parecen unos números escandalosamente altos. No fui consciente de cómo iba a crecer el número de infectados y, por supuesto, de fallecidos. Los primeros días íbamos viendo que había algún fallecido, casos sueltos. Nadie pensó jamás que en España íbamos a tener un millón y medio de infectados y un número tan altísimo de fallecidos, la verdad.
¿En su vida profesional ha vivido algún periodo de tiempo tan duro y que afecte a tanta gente?
No, nunca. Nada. Ni remotamente parecido.
¿Ha llorado muchas veces en estos diez meses?
No la verdad que no. No soy muy llorón. Y no lloró por las cifras. Cuando he llorado alguna vez es porque he estado con alguien que te cuenta su caso particular y entonces, sí. Cuando ves las cifras te quedas rígido y no sabes como reaccionar porque son cifras muy altas. Se me saltan las lágrimas cuando ves a alguien delante que te cuenta su caso particular y ves el dolor en la cara de la otra persona.
“Lo de las residencias quizás que haya sido lo más grave; lo más dramático”
¿Se ha sentido impotente en algún momento de estos meses?
Muchas veces. Quizás lo más dramático han sido las residencias de mayores. Cuando íbamos viendo la situación que había en el Hospital Severo Ochoa, íbamos viendo la saturación del Hospital, los enfermos que se les llevaban a otros hospitales… Después se abre el Hospital de campaña, el de IFEMA, y el nuestro que tuvimos aquí. Había una cierta atención sanitaria a las personas que recurrían a los hospitales. El problema son las residencias.
Yo he estado dentro de algunas residencias y es espectacular ver la cara de los trabajadores. No me he encontrado con los familiares, porque no podían entrar; tampoco con los residentes, porque estaban aislados en las habitaciones, pero ver la cara que tenían los trabajadores… Imagino que muchos de ellos estarán en tratamiento psicológico.
Había días en algunas residencias que fallecía, cinco, seis o siete personas. No podían limpiar, ha sido terrible. No estaban preparados. En algunas residencias, habiendo médico por la mañana y por la tarde, ninguno de los dos tenían formación suficiente para esto, e incluso criterios diferentes de reubicar a los residencias a las propias personas. Estaban absolutamente desbordados. No había protocolos. Ha sido tremendo. Lo de la residencia, quizás, lo más grave.
¿Ha sido muy duro separar su persona de su cargo?
Ha habido muchos días que hemos estado en casa todos. Se han suspendido actos, se han suspendido eventos. He salido a trabajar todos los días de la semana pero había muchas cosas que no se podían hacer. A veces salía un sábado para ver a los trabajadores del 010, para apoyar, poco más se podía hacer. He estado más tiempo del normal con la familia. Es tiempo de familia, de apoyar a gente que está sola. Todos tenemos familiares y amigos que viven solos y para ellos ha sido especialmente duro todo esto. Sí que hay una faceta muy personal en toda esta situación.
He tenido la suerte de no tener ningún contacto cerca, ningún fallecido y, por tanto, no ha sido doloroso desde el punto de vista personal pero como alcalde ha sido dolorosísimo porque uno se siente absolutamente impotente.
Cuándo tomaba y toma las decisiones durante la pandemia… ¿En qué se basan?
Recomendaciones de las autoridades sanitarias fundamentalmente. Hemos seguido a pies juntillas lo que nos iba llegando del Ministerio de Sanidad y de la Comunidad de Madrid. Ahora no, ahora estamos haciendo cosas que nadie nos ha pedido; pero en aquel momento que no sabíamos absolutamente nada si nos decían, por ejemplo, que cerrásemos los parques, cerrábamos los parques. Si nos decían que los abriésemos, los abríamos. No cuestionábamos nada por desconocimiento. No tenía el conocimiento necesario para poder opinar o tomar decisiones por lo que según nos iban diciendo las autoridades sanitarias, así obrábamos. Luego, a partir del verano, ha habido determinadas cosas que hemos ido haciendo sin que ninguna autoridad sanitaria nos lo haya pedido, pero hemos creído que, por precaución, estaba bien.
¿Dónde ha encontrado consuelo durante estos meses?
Es difícil. Son momentos en los que cada uno tiene que ser fuerte y no dejarse llevar por el dolor. Es difícil encontrar consuelo en ningún sitio porque las circunstancias son muy graves y muy complicadas.
¿Ha sentido miedo o ha visto miedo en las personas de su alrededor?
Sí. Todos hemos visto miedo en las personas de nuestro entorno personal que tienen miedo. Hay personas, grandes como un castillo, jóvenes y deportistas que tienen miedo. Todos conocemos a personas que tienen mucho miedo y que no eran hipocondríacas antes. De repente han visto una posibilidad de fallecer y tienen miedo Personalmente tengo precaución, pero no he tenido miedo y me tocaba estar al pie del cañón. No te puedes esconder en casa.
“Nos quedan unos cuantos meses duros por delante. Hay una crisis sanitaria pero también hay una crisis social muy importante y una crisis económica brutal”
¿Cómo se le transmite confianza a su equipo en una situación como ésta?
Como en todos los equipos. Hay gente que estaba siempre disponible, otros que quizás porque su área exigía menos implicación no le han dedicado tanto tiempo. El concejal de Seguridad Ciudadana tenía la obligación de estar muy pendiente. El de Limpieza eran días de estar permanentemente encima de las contratas y personal municipal para estar desinfectando. En función de lo que le ha tocado cada uno ha tenido más intensidad que otros. La concejala de Urbanismo tenía menos obligaciones en ese momento del Estado de Alarma.
¿Cómo se imagina esta ciudad dentro de un año el alcalde de Leganés?
Quiero pensar que estaremos en un momento de cierta normalidad, que volvamos a una vida como la de hace un año. Creo que va a haber una gran reactivación económica pero eso será dentro de un año. Por mucha vacuna que llegue en enero, la normalidad no va a llegar ni en febrero, ni en marzo, ni en abril… Nos quedan unos cuantos meses duros por delante. Hay una crisis sanitaria pero también hay una crisis social muy importante y una crisis económica brutal. Vamos a convivir con situaciones muy complicadas. Seguramente lo primero que vamos a solucionar es la crisis sanitaria, pero el resto de crisis las tenemos ahí, encima de la mesa.
Leganés fue el epicentro de la primera oleada del coronavirus… ¿Cómo sentían y sufrían la evolución de aquellos datos?
Aprendíamos sobre la marcha. ¿Porqué supimos que estábamos en una situación muy complicada? Al ver el Severo Ochoa. En nuestro hospital, es mediano pero no es mucho más pequeño que los otros hospitales de nuestro entorno. Entonces al ver saturado el Severo Ochoa desde el primer momento dijimos ‘algo está pasando en Leganés’ que no pasa en los municipios del alrededor. La Comunidad, el Ministerio, estaban tan saturados que nadie ofrecía datos por municipio. Pero al ver el hospital pensábamos que algo muy grave pasaba en Leganés.
También pasa lo mismo ahora. Los datos en Leganés son bastante buenos, comparativamente con la media de la región, pero son datos que uno no sabe si creerse a ciencia cierta (si se hacen más PCR, si se hacen menos…), pero pregunto en el Hospital Severo Ochoa y a día de hoy tenemos pocas camas ocupadas con enfermos covid. Nuestra referencia el Hospital. ¿Somos capaces de atender a los ciudadanos enfermos? ¿Sí o no? Ahora mismo sí por lo que ahora mismo hay una cierta tranquilidad. En marzo y abril no éramos capaces de atender a los ciudadanos de Leganés, les mandaban al hospital de campaña, a clínicas privadas, a otros hospitales públicos, al principio. Había una situación horrible en la que los familiares no sabían donde se habían llevado al enfermo, una situación muy difícil y había que atender casuísticas muy concretas.
¿Ve usted el fin de este túnel?
Sí, sí. Lo que pasa es que todavía queda mucho tiempo. Queda una labor de concienciación muy importante. ¡Nos tenemos que vacunar! Lo que escucho en mi entorno es que hay muchísimas personas que les da miedo ponerse la vacuna. Este es el primer año que me he puesto la vacuna contra la gripe, nunca me la había puesto, y también veo que hay mucha gente que no se la quiere poner porque le da miedo inocularse un virus. Escucho mucha gente que le da igual la del laboratorio que sea porque no se quieren poner la vacuna del COVID. Si nadie se la pone… ¿Cómo llegamos al grado de inmunidad que necesitamos como sociedad? Incluso el propio personal sanitario son algunos reacios a ponerse la vacuna.
¿Cómo se gestiona la toma de una ciudad como Leganés durante una situación como una pandemia?
Sinceramente sobre la marcha. Hay cosas que no sabíamos. Cada día era una aventura nueva. Todos hemos hecho cursos acelerados de mascarillas, las diferencias entre los diversos test rápidos que hay en el mercado. Cada día surgían problemas diferentes. Incluso, los fallecidos, uno tiene que aprender sobre la marcha cómo se gestiona todo eso.
Me llamo uno de los responsables del tanatorio de Leganés diciéndome que tenía espacio en el tanatorio y algunas aseguradoras están enviando cadáveres a Asturias, a Jaén y yo tengo espacio en mi tanatorio. Ha habido que gestionar cosas muy complicadas.
Otro ejemplo, el hospital de campaña. Nosotros vimos como estaba el Severo Ochoa y nos planteamos la apertura de ese tipo de recurso. No sabíamos bien como hacerlo. Al principio nos dijeron “no, no hace falta”. Y dije, vamos a intentar a prepararlo. Y empezamos a prepararla tibiamente. De repente un día nos dijeron que sí, empezamos a correr.. Luego nos dijeron que no, luego que sí…
¿Cómo alcalde que le preocupó cuando empezó a ser conocedor de que la pandemia era un hecho?
La falta de atención sanitaria. Algún día nos enteraremos de cuánta gente ha fallecido en el hospital Severo Ochoa por falta de respirador. A día de hoy no lo sabemos, nadie lo quiere contar. Pero en los hospitales, igual que se tomó la decisión de no admitir personas de las residencias de mayores, porque no había capacidad, también en los hospitales públicos ha habido momentos en los que no se ha podido atender a todos los enfermos que había dentro del hospital y han tenido que atender y han tenido que tomar decisiones (porque tuviesen más opciones de salvarse o no) que han supuesto el fallecimiento de una persona. El problema final es cuando alguien se va y eso es irremediable.
¿Sintió usted que en las primeras semanas estaban desprotegidos los empleados municipales que estaban en primera línea como Policía Local o Bomberos?
Es que al principio el cartel que había en la puerta de los hospitales y en los centros de salud decía ‘la mascarilla solo la tiene que llevar aquellos que piensen que están contagiados’. Todos estábamos desprotegidos, todos. Las autoridades sanitarias, no hablo de política, (Ministerio y Consejería) decían que no era imprescindible llevar mascarilla. Yo tampoco la llevaba. En mi desconocimiento decía ‘veo a todos los asiáticos llevándola, no me parece mala idea’. Aquí se decidió no llevarla… Durante meses hemos estado todos desprotegidos.
¿Llegó a conocer la cifra de empleados municipales contagiados?
Por suerte, hemos tenido muy pocos contagiados. Fue un goteo de personas que se iban contagiando, pero no muy elevado. Los criterios han ido cambiando. De repente si había un contagio al departamento completo los mandábamos a casa. Después, los propios médicos nos decían que solo el contacto estrecho – “¿eso qué es? “-. Ha habido diferentes criterios médicos y seguimos con los cambios, con lo que uno no sabe muy bien porque se manda a un contacto a casa o a toda la planta.
¿A la hora de tomar decisiones, ha habido instrucciones de instituciones autonómicas y nacionales contradictorias o tuvo que improvisar en exceso?
Claro que las hay. Después del verano, las medidas que imponía la Comunidad de Madrid eran parecidas pero no exactamente iguales a las del Estado. Cuando el Estado ha decretado un nuevo estado de alarma planteaba medidas, sobre todo en los municipios del sur, diferentes a las que establecía la Comunidad de Madrid. Por ejemplo, la Comunidad planteaba cierre nocturno de parques, el Estado; no. Sobre lo que hemos ido aprendiendo a mí me parecía bien lo que decía la Comunidad de Madrid por evitar botellón y los hemos cerrado. Por poner otro ejemplo, la Comunidad planteaba el cierre de áreas infantiles y el Estado decía que no; y nosotros los hemos cerrado porque nos parecía que era lo sensato.
Lo vemos todos los días. Uno como ciudadano se siente desamparado. No puede ser este jaleo de contradicciones.
¿Ha tenido, o tiene, usted independencia para tomar decisiones por si mismo durante estos 10 meses?
Sí, algunas sí. Al principio no tomé ninguna decisión más allá del sentido común porque no teníamos información suficiente. Después del verano que ya hemos visto cosa alguna decisión hemos tomado, pero otras también vamos a ir viendo que es lo que hay.
De repente en mayo alguien dijo que los tratamientos con ozono eran maravillosos y mucha empresas se pusieron a ofrecer desinfectación con ozono y todo el mundo te presionaba para comprarlas. Nosotros compramos dos máquinas de ozono que son las que han estado usando los bomberos para desinfectar ambulancias y vehículos de Policía. Luego, tiempo después, llega un informe de la Comunidad que lo ponía en duda y paso atrás.
Ahora, en verano hemos visto que empezaron a contar que había unos filtros HEPA ‘maravilosos’ que muchos no sabíamos ni que existía y, de repente, empezamos todos a leer sobre los filtros HEPA y parece que si no los tienes eres un irresponsable y, a los pocos días, llega otro informe de la Comunidad de Madrid, de expertos sanitarios, que ponen en duda la eficacia al ciento por ciento. Vamos a esperar que nos garanticen su eficacia al ciento por ciento porque si no es tirar el dinero.
¿Cuál ha sido el momento más difícil que ha vivido como alcalde de Leganés durante estos meses?
Las residencias, sin duda. Me parece durísimo que entrabas en una residencia y te decían ‘anoche murieron tres y todavía están aquí los cadáveres, las funerarias no han venido a recogerlos’. Bajaba un trabajador y decía ‘ha muerto otro más, ahora’. Te ibas por la puerta, media hora más tarde, y había fallecido otro más. Es tremendo. Y, sobre todo, ver la mirada de los trabajadores, estaban destrozados.
¿Cuál cree que ha sido y está siendo la misión más importante llevada a cabo desde la gestión municipal durante esta pandemia?
El peso, sobre todo, de esta crisis, que es sanitaria, lo tiene quien tiene recursos sanitarios: las Comunidades Autónomas. El Estado ha coordinado, mejor o peor, y los Ayuntamientos hemos apoyado, mejor o peor. Pero la responsabilidad, por quien tenía los recursos era la Comunidad de Madrid. Sobre todo esos meses me ha tocado apoyar al Severo Ochoa, a su gerente, al personal… Si pedían algo pues hemos corrido para ayudar. Estábamos aquí par ayudar.
“Hemos intentado ser una administración colaboradora y creo que hemos intentado evitar las peleas políticas”
¿Ha sido el Ayuntamiento todo lo generoso que parece que ha sido con el Hospital?
Siempre se puede hacer más, evidentemente. También es que ellos estaban desbordados pero en la medida de lo posible, lo que nos han pedido y hemos sido capaces de proporcionar lo hemos facilitado. De hecho hemos buscado también un canal paralelo, una colaboración del CD Leganés, colaboraciones particulares a través de la Fundación Juan Muñoz que nos permitían pagar ‘a toca teja’ cosas que nos pedía el Hospital.
De todas las decisiones que ha tomado como alcalde… ¿De cuál se siente más orgulloso?
No sabría decirlo. No se trata de algo en concreto. Hemos intentado ser una administración colaboradora y creo que hemos intentado evitar las peleas políticas, alguno podrá entender que sí hemos participado de esas peleas políticas. He intentado hablar siempre de autoridades sanitarias para que no se vea que es una pelea contra la Comunidad de Madrid porque está gobernada por otro partido político. Creo que en general hablaría de intentar gestionar esta situación con cierto sentido común y evitando el alarmismo. No creo que haya nada en concreto quizás muy destacable.
¿Qué cree que la sociedad leganense no sabe y debería saber del trabajo que se ha llevado a cabo desde el Ayuntamiento?
La verdad es que a través de las Redes Sociales hemos ido contando todo lo que hemos ido haciendo. Hay muchas cosas de detalle, de atención de casos concretos de personas y eso, lógicamente, no lo vas a contar. Cuando te encuentras con un caso concreto que tiene que ver con personas, que no cuentas en ningún sitio, por protección de datos, por evitar el morbo… Cuentas lo que es el servicio público puro y duro, pero la atención personalizada eso no lo cuentas nunca y es lo que al final también aportas como persona.
¿Cómo está siendo la colaboración con Policía Nacional y Hospital durante estos meses?
Creo que ha funcionado razonablemente bien. También hay que recordar que esos días del Estado de Alarma (confinamiento) había muy poquita actividad tradicional. Había menos delitos, no había actividad nocturna… Se ha reducido mucho los delitos convencionales y las policías han podido dedicarse a apoyar más a la prevención, a evitar que la gente saliese de sus casas… Han tenido más recursos disponibles para intentar evitar la propagación del virus.
En el momento que fue consciente de que estaban muriendo centenares de vecinos de Leganés… ¿Qué sintió el alcalde?
Es que tampoco sabíamos que eran centenares. Ahora es fácil decir… ‘exigo’. En aquel momento, a mí no me hubiese gustado ser consejero de Sanidad. Le veo en televisión a Enríquez Ruiz Escudero y ha envejecido diez años. Ha vivido un momento muy complicado y seguramente no estaban para contar los fallecidos municipio por municipio.
Nosotros hemos sido conscientes del número de fallecidos en las residencias, por ejemplo, pero porque íbamos haciendo un seguimiento con Policía Local de todas y cada una. Del hospital, llamaba al gerente y me daba una cifra, pero tampoco estábamos para hacer sumas. Eran llamadas para apoyar. Íbamos viendo que había muchos fallecidos y que había muchos problemas y teníamos la sensación de que había muchos más fallecidos que en los municipios de alrededor.
“Algún día nos enteraremos de la gente que falleció en el Hospital por falta de respirador”
Hablaba con los alcaldes conocidos de alrededor y veía que nuestra situación era mucho más complicada. Luego al final ves cifras que han dado vueltas y la diferencia no es tan elevada. El papel todo lo aguanta.
El criterio que está siguiendo la administración en estos momentos es dar el número de fallecidos censados en cada municipio. Eso quiere decir que si en una residencia han fallecido 60 personas pero los 60 están empadronados en otro sitio aquí no cuentan, y han muerto en Leganés pero no cuentan, cuentan donde están empadronados. Por lo tanto cuando tenemos los datos de fallecidos en Leganés hablamos de fallecidos censados en Leganés.
Conozco un caso de una persona que ha fallecido en un hospital privado porque el Severo Ochoa no tenía capacidad para atenderlo, le envían, le atienden bien y le imputan como un fallecimiento en Leganés porque está censado en Leganés, pero con el ejemplo que decía anteriormente aquí no contabilizan.
¿Le han dado alguna explicación médica a la dureza de la primera oleada de la pandemia en nuestra ciudad?
No, no, nunca. Seguimos sin saber el porqué. Imagino que más adelante, cuando estemos en otro momento igual se puede hacer un estudio. Por lo que he entendido y por lo que sé no es tan complicado de saber pero hay que dedicar recursos a una cosa que ahora mismo puede ser meramente informativa. Ahora mismo estamos en la gestión de lo inmediato. No hay nadie dedicado a ver los primeros casos, de donde vienen… No lo sabemos. Me gustaría saberlo.
Por otro lado, el hecho de que en Leganés tuviésemos muchos problemas y pegó tan fuerte la pandemia en marzo y en abril, creo que ha ayudado a que en estos momentos tengamos menos casos. El miedo también provoca que todos tengamos un poco más de cuidado.
De hecho hemos podido ver que las comunidades autónomas que en primavera tuvieron pocos casos ahora están teniendo muchos casos. Hay que tener cuidado, hay que tener precaución y en cuanto nos relajamos, malo.
¿Qué ha aprendido usted durante estos meses?
Muchas cosas. La salud es muy importante, la vida humana hay que protegerla, que hay muchas cosas que hacemos habitualmente que no valen para nada y que podemos prescindir de ellas; en mi caso muchos actos, para intentar competir entre asociaciones, entre clubes y que son absolutamente innecesarios y que tenemos que dedicar más tiempo a nuestro entorno a la gente que queremos y que nos quiere.
Aseguran que usted estaba muy encima de Protección Civil y que le faltó dormir allí. ¿Tantas horas pasó usted allí?
No, no. No es cierto. Fui a ratos, pero les he dejado hacer su trabajo. ¿Qué pintaba yo allí? He ido a ratos para ver como estaban. Si me han pedido cosas y las he podido buscar en un sitio o en otro se las he llevado.
¿Tienen algún mérito especial por ser vecinos voluntarios?
Sin duda. Aplaudimos al personal sanitario, fantástico. Como en el caso de la Policía, la Guardia Civil, la Policía Local y al Ejército que han estado en nuestras calles. Ellos son profesionales. Es su trabajo, es su profesión. La Agrupación de Voluntarios de Protección Civil son decenas y decenas de personas voluntarias que todos los días se enfundaban un traje blanco e iban a recoger enfermos de coronavirus a las casas para llevarlos al Hospital, o donde sea, a IFEMA que han hecho de todo. Son voluntarios, no cobran ni un céntimo por ello.
Evidentemente hay que agradecerle a la cajera del supermercado su trabajo y al conductor del camión y al taxista.. Pero puestos a agradecer habría que empezar por aquellas personas que de forma altruista han estado al pie del cañón por muchísimos días. Yo no he estado allí casi durmiendo, pero muchos de ellos sí y la verdad es que han hecho un trabajo…
Alguna vez he ido allí a ‘mandarles’ a casa a dormir y se negaban. A alguno lo que le ha pasado, según iban pasando las semanas, es que enfermaban y pensaban que era de coronavirus y era de cansancio. Llegaban al hospital, le hacían un PCR y les decía, ni lo tienes ni lo has tenido y era del cansancio que llevaban encima.
“2020 es el peor año que he vivido sin ningún lugar a dudas. es dramático”
El alcalde de Leganés.. .¿Cómo definiría el año 2020?
No lo sé, todavía no ha terminado pero, desde luego, creo que es el peor año que he vivido sin ningún lugar a dudas. Es dramático. Estamos todavía aprendiendo de las secuelas en los enfermos. A algunos de los que les dieron el alta te los encuentras y te dicen ‘no he recuperado la movilidad de la pierna’, otros no respiran bien, otros tienen migrañas. Hay una serie de secuelas de la enfermedad que todavía son desconocidas para todos nosotros y que son casuísticas completamente diferentes. Vemos la prensa que hay estudios médicos que cuentan que hay síntomas que están apareciendo después.
La crisis social que estamos viviendo. Los mayores te cuentan que han tenido un bajón, tantos meses en casa sin ver a los nietos. Es dolorosísimo, gente que vive sola. Y luego los temas económicos. Dar un paseo por las ciudades y ver, un local cerrado, otro, otro… Un bar cerrado. La verdad es que es dramático y si te aventuras a ir a algún local y ver que está medio vacío, la verdad es que la situación económica es muy grave.