ACTUALIDAD DEPORTES FUTBOL LEGA

Mallorca-Leganés (1-1): Un golazo postrero de Óscar le da algo de esperanza al milagro pepinero

Banner Horizontal

Loading

El Mallorca se adelantó a los ocho minutos en una falta en la que Salva Sevilla salvó a la barrera… por debajo

Los pepineros suman en el momento final un gol que les da el oxígeno suficiente para seguir soñando con la salvación

Era una final. Sí. Ya sí. Ya no vale eso de que quedan o quedaban o dejaban de quedar no sé qué gaitas o no sé cuantos partidos. El Leganés, de Aguirre (en el palco al cumplir un partido de suspensión), no estaba en condiciones de permitirse un solo fallo para seguir teniendo aspiraciones de mantenerse en Primera división. El conjunto pepinero pasó d estar medio liquidado en Primera a tener la esperanza de la salvación. Un golazo de Óscar en el momento final mantiene vivo el sueño. Pero que a nadie se le olvide que es un sueño.

El arranque del partido fue en esa misma línea. El Lega salió con una valentía muy interesante. Volcó con celeridad el partido hacia la portería de Reina. No se le podía pedir más que esa disposición. Era importante la declaración de intenciones. Tenía buena pinta, pero tenía, solo tenía.

Advertisement

A los ocho minutos se pinchó el globo. Aitor Ruibal hacía una falta pegada al borde del área, que si se descuida hubiese sido penalti, pero por centímetros se quedó fuera. A la primera catastrófica desdicha se sumó la segunda. Salva Sevillla agarró el balón. La lógica decía que lo tiraría por encima de la barrera. Pues eso hizo toda la barrera: saltar para evitarlo. Pero el delantero pensó más rápido que todos. La tiró por debajo de las piernas. Batida la barrera, batido Cuéllar, batido el CD Leganés. Mazazo. Lo mejor que había 82 minutos por delante para buscar arreglar el engachón.

La espoleta

Todo puede sonar a tópico pero es que en el estado de emergencia que vivía el Leganés había que tirar de todo. De eso que vale en cualquier momento para salir de una situación que en ese momento era agónica. El Lega se adormeció levemente pero tardó poco en reaccionar. Ayudó mucho un disparo de Amadou al palo cuando el partido discurría por el minuto 24. Era una espoleta. Cualquier ayuda era buena para los blanquiazules. Cualquier camino es necesario.

Y llegó la pausa para la hidratación. El técnico bermellón quiso poner orden en los suyos. Había reculado su equipo hasta el límite de lo razonable y había que sacarle de ahí. El Lega era justo la otra cara de la moneda. Jugaba lo más cerca posible del campo del Mallorca. Los locales le habían regalado a los visitantes todo lo que estos fueron capaces de cogerle. Aquello de darte la mano y acabar cogiendo el pie. Sin embargo, todo ese dominio territorial encontraba transferencia en ocasiones (alguna hubo). Podía pasar que en algún momento hubiera contra o sorpresa local. Lo intentó desde fuera Fran Gámez pero Cuéllar evitó el segundo.

Acabada la primera parte, el Leganés perdía. Y eso significaba esta dos pasos más cerca de la Segunda división. Mal momento. A nadie le gustaría estar en el pellejo de una plantilla, de un plantel, de un cuadro técnico de un equipo que en un descanso debía poner los mimbres de algo que le hiciera ser optimista a ellos y a todos los que rodean a la entidad. El desánimo hace ya tiempo que hace mella en todos.

La vuelta

Volvieron. Lo hicieron los mismos 22 que habían terminado la primera parte. Parecía normal. Los locales porque estaban ganando y los visitantes porque la imagen no había sido mala. Pero, aunque se me califique de pesado, el reloj es un martillo pilón para el Leganés. Tuvo la primera a los cuatro minutos de la vuelta. Una falta muy lejana que Óscar colocó entre los palos. El problema es que fue exactamente al sitio donde estaba el portero bermellón. No era mucho, pero era la prolongación de una buena intención.

La primera solución de recambio que buscó el Lega fue la entrada de Roque Mesa y Bryan Gil. La opción era clara. No solo tener el balón sino tenerlo con más peligro. Cambio el eje ‘intocable’ Rubén Pérez por un ‘pelotero’ como Roque Mesa. Bueno, pues habría que esperar. Es de esos cambios sin calificación ‘a priorística’. El otro cambio tenía sentido de profundidad al colocar a Bryan Gil pegado a la izquierda. El sistema saltó por los aires. Más gente arriba, menos atrás. Más riesgo, más peligro.

Tensión más prisas

Pues esa era la fórmula. A 30 del final, el Lega tomó absoluta conciencia de que era un todo o nada. Más madera para arriba. Guerrero entró al campo y se vio el doble pivote más creativo de toda la temporada (Óscar y Roque Mesa). Había que poner todo lo que había porque el camino llevaba a un sitio muy malo. Y eso había abierto huecos, peligrosos huecos en su defensa.

Kevin Rodrigues dio un aviso en el 64 con un tiro muy envenenado que Reina mandó a córner. El balón fue de una esquina a la otra durante varios saques de esquina consecutivos. El funambulismo pepinero podía pasar factura. El partido estaba destrozado. El Lega se veía en la obligación de ir para adelante pero sin dejar de mirar atrás. En una contra bermellona se acababa la historia.  El técnico local lo vio rápido y sacó rapidez por si cazaba alguna.

Angustia

Los minutos del final se convirtieron en una auténtica angustia para los pepineros. En cualquier. Y cuando digo final son los últimos 20. Que cada vez que pasaba uno se respiraba más negro. Por si faltaba algo, y para demostrar que ‘lo que no puede ser no puede ser y además es imposible’. Carrillo tuvo en los pies en el 74′ el empate, pero apareció una de esas paradas que forman parte luego de la historia del fútbol y Reina le dio un estoconazo a la moral. Guido demostró con el disparo que su año ha sido muy malo.

Las cosas son como son, son lo que son y son lo que parecen. El Mallorca se armó hasta la extenuación para el tramo final y el Lega puso en escena lo último que tenía para intentar evitar la extrema unción deportiva. Y lo hizo, otra vez, en modo milagro con un disparo de Óscar Rodriguez desde fuera del área que volvió a hacer uno de esos goles de la temporada.

El que más y el que menos sabe que si antes estaba gris oscuro, el gol de Óscar a tres minutos del final, dejaba las cosas del mismo color, pero con un partido menos. De haber perdido, la salvación del Leganés entraba en modo milagro, con el golazo de Óscar las cosas siguen igual pero un partido menos. Es posible que ese gol, como otros tantos del mismo, permitan poder seguir vivos. Es mucho, visto lo visto.

LALIGA (Jornada 30ª)

RCD MALLORCA, 1; CD LEGANÉS, 1

RCD MALLORCA: 1. Reina; 7. Pozo, 20. Sedlar, 24. Valjent; 15. Fran Gómez; 12. Baba, 8. Salva Sevilla (2. Joan Sastre, 82′), 14. Dani Rodríguez (5. Xisco Campos, 52′), 26. Take (4. Señe, 82); 29. Hernández (11. Lago Junior) y 22. Budimir (9, Abdon Prats).

CD LEGANÉS: 1. Cuéllar; 24. Rodrigues, 3. Bustinza, 4. Omerou, 12. Awaziem (16. Rosales);  21. Rubén Pérez (6. Roque Mesa, 56′), 19. Aitor Ruibal (26. Bryan Gil, 56′), 20. Assale (33. Avilés), 27. Óscar; 23. Amadou (9. Guerrero, 61′) y 18. Guido.

ÁRBITRO: Mateu Lahoz (Valenciano). Amonestó a los locales Dani Rodríguez (49′) , Budimir (58′), Lago Junior (79′) y  a los visitantes Guido (2′), Amadou (35′), Rodrigues (47′), Óscar (75′)

GOLES: 1-0 (8′) Salva Sevilla de falta directa desde el borde del área por debajo de la barrera. 1-1 (86′) Óscar Rodríguez, de falta desde fuera del área.

INCIDENCIAS: Visit Mallorca. Estadi.

PUBLICIDAD

Secciones