-
Dos goles del partido fueron revisados por el VAR, el del Lega y el segundo del FC Barcelona
-
Braithwaite demostró otra vez que la decisión de ficharle ha sido un acierto total
-
Messi fue protagonista en el segundo gol azulgrana y autor del tercero ya en la prolongación
Cronica juanma_alamo
El Lega debe revisar sus visitas al Camp Nou, cuando no es por una cosa es por otra. El caso es que los blanquiazules descubrieron en su última aparición por el feudo blaugrana lo que es salir derrotado después de una revisión del VAR de un gol del equipo rival. La jugada, por mucha diferencia de grande y chico que haya por el camino, es tan polémica que ya veremos cuanto tiempo pierden los que van de gurús de la profesión periodística en hablar de esa piernecita a media altura de Luis Suárez que supuso el gol que, a la postre, dio la victoria.
La cosa empezó dándole razones a Pellegrino: iba a jugar contra el Barça y no contra Messi porque Valverde decidió dejar al crack argentino en el banquillo. Pues, así para empezar, casi mejor que el mejor del mundo en la actualidad no estuviese. Un problema menos para los visitantes que el manojo de problemas le podrían llegar después.
Algo debe tener el Lega que no trasapaso a lo público, de momento, para encarar los partidos antes los equipos llamados ‘grandes’ del campeonato. Se planta bien en el campo, no como un equipo pequeño; les aprieta arriba lo que buenamente puede, pero con los azulgrana hay un problema. Aquella enseñanza ‘cruyffiana’ del toque perenne sigue vigente. Tienen una facilidad especial, en su caso casi un don, para solventar ese inconveniente; y han hecho del pase vertical una habilidad diferencial. Por eso a los 15 minutos el Lega estaba ‘acostado en su campo’ pero no dormido, en duermevela.
Control de posesión
El Lega había dejado a Braithwaite a luchar contra los elementos y En-Nesyri se llegaba a menter en disposición defensiva. Y mientras el Barça iba a lo suyo: balón, balón, balón y más balón. ¿Peligro? Poco o ninguno, pero con el balón parece que le era suficiente para ir tirando e ir adormeciendo cual mirada de serpiente a los pepineros. Y mientras, éstos iban acumulando amonestaciones, algo anormal: en media hora tres, a un peligroso promedio de una cada 10 minutos. Eso era indicio de expulsión.
Pero claro, la calidad tiene un precio. Y el precio es que en alguna aparezcan juntos en la misma jugada Piqué, Dembélé, Jordi Alba y otra vez Dembélé. El resultado, si encima de tocarla bien lo hacen con peligro, es que el francés ajusté un balón al palo izquiero de Cuéllar. Dé en la madera y se vaya a la jaula. 31 minutos le duró el cero al Lega. El Barça ganaba con el argumento del control total, que no es poco. Había que testar si el Lega reaccionaba hacia adelante o hacia el miedo. Se quedó la tierra media. Los de casa manejaban el timón de la cita sin mayor complicación y eso le bastaba para llegar al descanso con 1-0.
Segundo acto
La segunda parte empezó con un peculiar intercambio de intenciones. Los del Lega parecían querer decir que no iban a dar por bueno lo de salir derrotados de antemano. Los del Barça en la primera que tuvieron se dieron una alegría de condiciones técnicas que se fueron al traste por el trsite disparo de un tristón Coutinho. Y es que Dembélé parece que se ha llevado toda la alegría ofensiva de los azulgrana. No me pregunten por Luis Suárez que en casi una hora no había dado síntomas de vida futbolística.
Y llegó lo que no entraba en algunos guiones. Una contra por la derecha de En-Nesyri, en posición revisable por el VAR, acaba en pocos segundos en el área azulgrana. Los justos para que llegara como una bala Braithwaite y consiguiera el empate. Sí, ha leído bien. El Leganés, en el 56′, le había emptado el partido, con VAR, al Bar-ça. (Disculpe la licencia). Por aquello de los méritos podría hasta ser justo. Pero los locales habían confiado todo a Dembélé hasta que entró Messi.
Momentos de tensión azulgrana
El Lega había hecho dos cosas: empatar e imponer respeto a las contras que, en la siguiente, le costó una tarjeta a Sergi Roberto al parar otra carrera de Braithwaite (enhorabuena al que decidió ficharle. Es el mejor nueve que ha pasado por Butarque en muchos años). Visto lo visto, Valverde decidió deshacer cosas y hacer nuevas. Darle entrada a Messi y a Rakitic buscando romper la madeja de futbolistas que el Leganés acumula atrás en modo defensivo. Y llegó la inesperada lesión de Dembélé que debilitaron los cambios de minutos antes.
Volaba el partido, en realidad el tiempo, y Pellegrino veía que puntito a puntito… Hasta que apareció de nuevo el VAR, en este caso con un gol del Barcelona. Un remate durísimo de Messi desde fuera del área era despejado de forma espectacular por Cuéllar. Luis Suárez buscó el remate con todo, impactó con el portero pepinero tras rematar y después de la correspondiente revisión, por veces que lo vea no sabré si es falta o no porque tengo mil dudas de que un delantero pueda ir con la pierna a la altura del pecho de un portero por muy de rodillas que esté, se confirma el gol a 19 minutos del final. El Lega tenía un problema. El Barça tres puntos más cerca.
El tramo final
Pellegrino se vio obligado a buscar alternativas a lo que había. La de cambiar un delantero por otro no parecía que fuese a dar ningún recurso diferente a lo que ya se había visto. La dignidad con la que el Lega había soportado el compromiso es digna de elogio, pero desgraciadamente la dignidad no da puntos, en el fútbol tampoco. Había que tirarse a la aventura.
Y en esos arreones finales en los que a los blanquiazules se les suele ir puntos también deja sustos a sus rivales. Y al Barça no iba a ser la excepción: a seis del final del tiempo reglamentado Santos no encontró el modo de definir. A esas alturas dos centrocampistas de los que no se supo nada durante todo el partido, Recio y Óscar, dejaron el espacio a Eraso y El Zhar. Quedaba poco, pero por intetarlo que no quedase.
Y llegó el gol de Messi
Pues sí, el Lega tenía siete minutos para intentar dejar el marcador igualado. En el banquillo local les pareció muchísimo tiempo de prolongación. Al que le daba igual el tiempo es a Messi. Recién empezada apareció el chico que convierte en oro lo que le den: Leo Messi. Jordi Alba buscó la asociación perfecta y logró el objetivo perfecto: el gol. Hubo otra intentona de Luis Suárez, pero Cúellar en esta ocasión sin patada, acabó con ella.