Leganés está viviendo una intensa jornada electoral de domingo marcada por tres circunstancias: la amenaza permanente de lluvia, una notable participación (a las 18:00 se había incrementado en un 10,67% con respecto al 2019); y, por último, una jornada de grandes expectativas. Como si de un guion escrito se tratase, la primera sorpresa fue la colocación de las papeletas. El orden ha sido PP, PSOE, ULEG, VOX y Más Madrid. Orden que, para muchos, coincidirá con el resultado final de las urnas.
Casi con una inusual puntualidad británica, los diferentes candidatos cumplieron con lo previsto en los horarios. Entre las 09:00 y las 13:00, los ocho candidatos de las fuerzas con representación o con más opción de conseguirlas iban pasando por las diferentes mesas electorales. Cada uno con su particular historia y acompañantes. (Delgado, Recuenco, Llorente, Serrano, Torres, Pulido, Poblete y Tejero). Ocho formaciones a las que, a tenor de la participación, se les iba poniendo la obtención del primer concejal más cara, por momentos.
Anécdotas y camisetas
Durante el día la sucesión de imágenes y anécdotas, tampoco de gran escala, es permanente. Los propios candidatos han vivido de diferente manera su votación. El primero en hacerlo, Carlos Delgado, pese a estar a las nueve en el colegio, tuvo que esperar… ¿La razón? Que los que estaban dentro estaban esperando a los que estaban fuera, y los de fuera esperaban a poder entrar. En cualquier caso el primero en hacerlo en su mesa fue un aficionado del CD Leganés, con camiseta incluida.
El candidato del PP, Miguel Ángel Recuenco, fue todo convencido a votar a una mesa… Sorpresa, cuando llegó comprobó que no podía votar. Tuvo que buscar su mesa. El alcalde, después de trasnochar por culpa de la prórroga de la Copa de la Reina, llegó como una rosa a su colegio electoral.
Las generaciones
El día de hoy también es especial para dos generaciones. Una, los nacidos en 2004 y hasta el día 27 de mayo de 2005. Era su primera vez, en algunos casos bajo la pregunta de “Mamá, ¿a quién voto?” (como fue el caso de María). Y aquellos que superan los 80 (como el caso de Victoria). Aunque la salud les acompaña no saben si será la última vez que ‘los hijos de la posguerra, los padres de los hijos de la transición, y los abuelos de los milenial’ pueden volver a votar. Muchos harían bien en aprender de ellos y escucharles.