Arrigo Sacchi al ser presentado como nuevo entrenador del AC Milan, ante la cantidad de preguntas en la rueda de prensa que cuestionaban su capacidad de manejar un grupo de futbolistas profesionales sin haber sido previamente futbolista de elite, contestó de la siguiente manera: “no sabía que para ser jinete había que ser antes caballo”.
Pasó el tiempo y Sacchi está en el olimpo de los técnicos que cambió y revolucionó el fútbol con una nueva forma de entender el juego y apostar por una metodología de entrenamiento que marcó una época sentando las bases de todo lo que ha venido después.
Si miramos otro deporte, el tenis, ¿cómo habrá sido capaz Toni Nadal de ser el entrenador de Rafa sin haberse acercado jamás a su nivel?, sin embargo, Rafa lo coloca siempre como pieza clave de su éxito.
¿Tendrá realmente algo que ver jugar con ser entrenador? ¿Son profesiones similares? Cuando lanzo estas preguntas a los alumnos, en tertulias o simplemente entre amigos a todos se les viene a la mente una reflexión “es importante haber sido jugador porque conocen las peculiaridades de un vestuario profesional y por otro lado han sido dirigidos por grandes entrenadores de los que han tenido la oportunidad de aprender”.
La profesión de entrenador es vocacional por excelencia, sin lugar a dudas, ya desde que son jugadores se ve los que piensan como entrenadores; hacen preguntas en el día a día, tienen inquietudes… Se distinguen y mucho de aquellos que dejan de ser futbolistas profesionales y se encuentran en el vacío más absoluto, decidiendo ser entrenadores pensando qué es lo que está más cerca con respecto a lo que venían haciendo, ignorando las diferencias y complejidades del nuevo cargo y pensando aún como jugador no como entrenador. Es curioso cuando comentan que han empezado desde “abajo”, refiriéndose a la categoría de Segunda “B”, nivel al cual actualmente es difícil llegar para aquellos que no tienen un pasado exitoso en el fútbol profesional, y que comienzan realmente desde bastante más abajo: benjamines o alevines o desde Primera regional en el mejor de los casos.
Tenemos también casos de grandes jugadores que también ha tenido éxito en el banquillo, pero bajo mi punto de vista Guardiola, Simeone o el mismo Cruyff han sido siempre entrenadores, lo único que les tocó jugar unos años previos a dedicarse a lo que realmente estaban predestinados.
De hecho se hablará más de la herencia que dejarán como técnicos, que de su pasado como jugadores, y si no, ahí tenemos la reciente prueba en el caso de Johan Cruyff, cómo desde el banquillo dio un giro innovador y fue la base del fútbol actual a nivel metodológico.
Sí considero que aporte una mejoría innegable a un entrenador, haber practicado previamente el deporte que pretende dirigir, pero no me parece determinante la categoría en la que lo haga, porque ¿dónde hacemos el corte?, ¿pueden ser únicamente entrenadores los que hayan jugado en el Real Madrid o el Barcelona?, o los que hayan jugado al menos 200 partidos en primera. Haber sido futbolista profesional no debería ser ningún aval para ser un buen entrenador, mientras que tener pasión por serlo, sí me parece determinante en el éxito final, más allá de la categoría o el nivel en el que hayan jugado.
ÁNGEL LÓPEZ PÉREZ
Entrenador nacional de fútbol, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, Master Universitario de preparación física en fútbol.
En el 2014 se convirtió en el segundo entrenador más joven de la Liga BBVA. Ha sigo segundo entrenador del Getafe, del Guangzhou (Superliga china) y del Petrolul Ploiestei (Liga Rumana).
Vecino de Leganés.