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Dibujando Memorias de África (1)

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Belén García, criada en Leganés desde los 4 años, su vida puso rumbo a África. Cuenta en LEGANEWS todas sus experiencias como cooperante.

Llegó a Leganés con cuatro años y creció como estudiante entre el Miguel de Unamuno, el Instituto nº 3, que abandonó para estudiar Auxiliar de Clínica por Formación Profesional. Estudió Magisterio y, en las prácticas, descubrió que lo suyo no era esa docencia. Recuperó los estudios sanitarios y se convirtió en enfermera. Comenzó a trabajar el Severo Ochoa y estuvo “en hemodiálisis el tiempo justo de preparar mi salida”.

Salida que llegó por que Bélen García tenía otra vocación muy relacionada con África, algo en lo que tuvieron su influencia dos personas: una monja misionera que le dio francés cuando era niña, algo que quedó grabado para siempre; y en las cartas que un familiar, cooperante de una ONG le hacía llegar desde Burkina Faso.

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Ese cocktel provocó la explosión emocional en 1999, cuando “por primera vez salí. He estado yendo y viniendo en labores de cooperación durante 15 años anque estos tres últimos años he intentado cortar, pero es imposible. El que va a África a cooperar o se queda allí para siempre o siente mucho el volver”. En una pasada rápida por su vida: primero fue como voluntaria en una misión con unas monjas al norte de Mozambique, después con unos laicos y, posteriormente, con ONG’s, con Médicos sin Fronteras, con cooperantes italianos y con la cooperación española. 

Así llegó al norte de Mozambique, lugar en el que aterrizó tras haber estado preparándose para lo que iba a ser un proyecto de lepra, para el que estuvo preparándose durante varias semanas, y terminó entre presos. “Fui con las misioneras. A un mes de irme me cambiaron el proyecto y me encontré en una de cárceles. Al ser con misioneras, no entré de golpe, estuve adaptándome. Primero fui al módulo de mujeres de la capital, que no era tan duro. Luego capital de provincia, esperar un tiempo, hasta llegar a una prisión africana auténtica”. Algo que define como “impactante”.

La experiencia de la enfermería de la cárcel (contada en la página siguiente) la llevó a no querer ir ni siquiera botiquín al día siguiente al sentir pánico. “Sólo de pensar que me había pasado el día con presos”. Pese a la experiencia emocional vivida, reconoce que se comportaron “muy bien conmigo. Seguí trabajando con ellos, pero me dijeron que tenía que ver más, que tenía que verlo todo. No sólo lo que veía en el botiquín, sino como eran las celdas, como dormían, qué servicios tenían…”.

(La experiencia africana de Belén García en África continuará en un nuevo capítulo en el número 4 de LEGANEWS).

142 páginas que ilustran con dibujos el corazón de África

Dibujando África
Dibujando África es un proyecto editorial que nació de la inquietud de una enfermera leganense, Belén García, que comenzó a dibujar en los cartones que tenía todo lo que veía. “Nació en febrero de 2014. Después de tantos años en África, yendo y viniendo, el día 14 de febrero me quedé en el paro y me di cuenta de la que me esperaba por ser mujer y con 50 años. Una amiga de la calle Moraña que también dibuja tenía un libro editado de dibujos y me animó para que todas las ilustraciones mías se mostrarán juntos y se conociese África desde mi experiencia, mi punto de vista y mis dibujos”. Dicho y hecho. Además de ponerse a buscar trabajo, decidió fabricar un blog, que hoy ya es página web. El marido de su amiga es el que llevó a cabo la maquetación de las 142 páginas. Belén reconoce que “a mí no se me da bien la narrativa, por lo que decidimos poner frases cortas”.

El libro de esta leganense permite ver África desde otra perspectiva muy diferente a la que suelen enseñar las películas o las exposiciones fotográficas. El hecho de haber utilizado el dibujo para evadirse del duro trabajo ha dado como resultado un producto editorial de lo más atractivo. Ella misma relata que “cuando podía cualquier momento era bueno para dedicarse a los pinceles”.

Dibujando África
Uno de ellos es recordado con un especial cariño puesto que se puso a pintar a un africano tocando el tambor en un plato de mimbre. “Empezaron a rodearme vecinos. Había niños que era la primera vez que veían una mano pintar. Cada vez había más gente hasta que me vi completamente rodeada”. Pero lo que más le llamó la atención fue que “los padres de los niños me pidieron permiso para que tocaran mi cabeza”. El libro se puede comprar de varias formas (todas en la web dibujandoafrica.com, aunque la más fácil es mandar un mail a dibujandoafricando@gmail.com).

 

‘Njolela’, la que llevó alegría a África desde Leganés

Dibujando África

En su primer viaje a África, con las monjas misioneras al norte de Mozambique, Belen García, que había vivido en Zarzaquemada desde los cuatro años, ya fue bautizada como ‘Njolela’, que en la lengua bantú umbundu, significa “la que trae alegría”. Con ese nombre comenzó a recorrer el continente en las diversas formas relatadas en este reportaje. Primero fue Mozambique, después Angola, donde pasó siete años y “llegó un momento en el que tuve que decir si me quedaba allí a trabajar como Belén o si me volvía. No me renovaban ya la documentación y, tras valorar, decidí no quedarme. Soy mujer y más vulnerable, a nosotras nos atacaban más (se refiere a favores sexuales). Les daba igual el color. Yo lo llevaba con mucho stress porque sabía que podían hacer cualquier cosa si querían y no podía quedarme sin el amparo de una institución que pudiese responder por mí”.

 

Enfermera entre presidiarios

Dibujando África
Una de sus primeras experiencias fue en Mozambique, donde se preparó para ir a un proyecto de lepra y terminó en una carcel. “El primer día no pasé ni a los módulos,  me quedé en la enfermería con otra enfermera africana. Cuando llegúe había uno con bata y supuse que era auxiliar o agente de salud. Los demás pensé que eran ayudantes”.

Recuerda que “había una especie de epidemia de sarna y se necesitaba gente que diese el tratamiento. Había que trabajar y hacerlo rápido. Yo pensé que los que estaban allí eran auxiliares y el de la bata enfermero. Nos pusimos a trabajar”.

Lo que menos podía suponer Belén es que las cosas no se parecían en nada a lo que ella pensaba. “¡Eran presos comunes! Que es lo último que a mí se me podía pasara por la cabeza viendo como sabían donde estaba todo y como se pusieron a ayudar desde el primer momento. Creía que eran auxiliares y sólo lo era el de la bata”. Al día siguiente me entró pánico de pensarlo.

Y profesora de enfermería

Belén, en los 16 años que lleva dedicada como cooperante en países africanos, ha puestos también sus conocimientos al servicio de auxiliares de clínica para poder trasladarle las enseñanzas para poder ayudar en situaciones que poco o nada tienen que ver con lo que estamos acostumbrados en la sociedad occidental del norte. En la imagen de la izquierda la enfermera leganense está con alumnos dando clase en Angola.

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