SOS solidario tras el incendio de La Fortuna: “He perdido todo… Necesito una puerta, una cama…”

• La afectada, con una niña de tres años y una renta de inserción, pide ayuda de lo más urgente para poder rehacer su casa

• “No quiero dinero; necesito una puerta de la casa, un frigorífico, una cama nido…”

• Complicada historia personal, con su pareja detenida como presunto autor del incendio

• LEGANEWS recorrió la casa siniestrada tras marcharse la Policía Científica

TEXTO Y FOTOS: Juanma Álamo

Martes 12 de septiembre. Siete menos cuarto de la tarde. Después de una tranquila conversación con las hermanas Rivera, invitan a LEGANEWS a entrar en la casa. Desde bastantes metros antes de llegar a la esquina de la calle Santo Domingo con Concepción en el barrio de La Fortuna (Leganés) se te cuela por la nariz un intenso olor a quemado. Dos operarios reponen la devastada por el fuego fibra óptica.

Todavía hay mucha claridad por la calle y los curiosos se siguen parando enfrente de la casa. El portal no está oscuro, está negro. Negro de hollín. Es como si le hubiesen dado una mano de pintura negra. Sigue sin luz. Casi mejor porque lo que hay que ver no es agradable. El olor a quemado se hace más intenso.

Policía Científica

Lourdes nos invita a pasar a ver lo que ha quedado de su casa. Se acaba de marchar la Policía Científica. La Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación ante la sospecha de que el incendio haya sido provocado. Hay un detenido. En la casa hace demasiado frío para una tarde calurosa de septiembre y para haber sido víctimas de un espantoso fuego 24 horas antes.

El recorrido por la casa es dantesco. En el comedor ha desaparecido hasta el techo. Aseguran que fue la habitación más castigadas por las llamas. Tal debío ser la temperatura alcanzada que hasta el radiador se ha “derretido” como si fuese chocolate. Lourdes mira con pena a su alrededor. Se mezcla algún juguete de su hija de tres años, que milagrosamente está “sano”, con el horror que deja siempre el fuego.

Todo es negro

El baño es hollín y restos. El pasillo es un tubo negro que conduce a la habitación de los niños donde solo quedan restos de lo que un día fue una habitación. El interruptor general de la luz ha desaparecido pasto de las llamas. Toda la casa, salvo la habitación de los adultos, ha sido pasto de las llamas.

El edificio se vio afectado y durante algunas horas se vio suspendido el suministro eléctrico. Incluso llegaron a pedirle un generador de luz al Ayuntamiento para poder mantener en condiciones los alimentos que habían en las neveras.

SOS solidario

Lourdes pierde la mirada en esas estancias quemadas. “He perdido casi todo. No tengo nada”. Por no tener, no tiene ni puerta de la calle. Aún bajo el shock de lo ocurrido y con sus hermanas cerca de ella empieza a hacerse preguntas de difícil respuesta. El relato de su vida es casi tan desgarrador como lo que uno ve con los ojos de una casa devorada por las llamas. Llamas que se llevaron la vida de una pequeña perra de cinco años que murió inalando humo.

Su pareja esta detenida como sospechoso y presunto autor del incendio. Ambos son padres de dos hijos. El mayor, de 15 años, batallaba en la tarde del martes como un adulto para intentar poner la casa lo más en orden posible. La pequeña vive en el engaño de que “su perrita” está en el veterinario porque está “malita”.

Conflictos de pareja

El rosario de conflictos personales entre la pareja ha pasado en más de una ocasión por las comisarías y los juzgados. El hombre, ahora detenido, ya ha tenido que saldar alguna larga deuda con la Justicia. En ese rosario muchos quieren encontrar las razones del incendio de una casa en la que vive desde hace muchos años gracias a la “generosidad” de su dueño.

Subsiste de esa “generosidad” y con una Renta Mínima de Inserción en una casa que ya no existe. Lourdes no quiere dinero pero si hace un llamamiento a quién quiera y pueda ayudarla: “Necesito una puerta para la calle, pintar la casa, una cama nido para mis hijos, una nevera…”. Tenía muy poco, pero ahora tiene nada. Y con esa mirada perdida, bañada por mucho sufrimiento personal, repite: “No quiero dinero, de verdad. Quiero poder tener una puerta en mi casa y una cama para que duerma mis hijos”.

Una vida en negro

Su vida, que no era precisamente un jardín de rosas se ha tornado en negra. En el negro sin piedad de unas paredes achicharradas. En el negro de una pareja detenida como presunto autor de un incendio que pudo generar mucho más dolor del que generó. Y en el negro de habérsele esfumado entre las manos el poco presente que tenía. Su futuro, el más inmediato, depende de la solidaridad de los que la rodean.

Incluso de aquellos que dicen que una de las ventanas de su casa era “excesivamente” visitada. Hasta esa ventana está achicharrada.