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Los andorranos se adelantaron durante la primera parte con un gran gol de Moha
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El Lega empató cuando faltaban 27 minutos para la conclusión del tiempo reglamentado
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El tiempo reglamentado acabó con un empate a uno que llevó a ambos equipos a la prórroga
La primera eliminatoria de la Copa del Rey apareció en mitad del calendario pepinero como una china en un zapato incómodo. Esta recuperada competición del KO en versión pura y dura se le cruzó a los de Aguirre en el momento de intentar coger aire liguero para intentar mantener el hálito hasta el final de la pelea pese a la temporada que lleva. Y para logra la clasificación fue necesario llegar a una larguísima ronda de penaltis
El entrenador mexicano no quiso arriesgar más de lo estrictamente necesario. Refrescó sustancialmente el once y hasta, a priori, parecía haber modificado el sistema. Nada más lejos de la realidad. Balón rodando sobre el cesped articil y vuelta la burra al trigo del famoso 1-5-4-1. Aquí no se toca nada de nada. Y a ver qué sucedía.
Primer picante
La sensación inicial, solo la inicial que tiempo habría de confirmarse, es que el equipo andorrano iba a disputar el compromiso. El Lega parecía tener la cabeza en en las doce de la mañana del domingo y en su compromiso ante el Espanyol en el que tanto se va a jugar en el cierre liguero del año natural. Los andorranos pusieron el primer picante. A lo que respondió pocos minutos después un disparo lejano de Arnáiz que estampó en la cruceta.
El golazo andorrano
A partir de ese momento, los pepineros se ungieron de equipo grande y tomaron la decisión espontánea de controlar el compromiso. Comenzó a presionar a los andorranos en la salida y empezó a jugarse más y mucho en el terreno local (por aquello del recordatorio que era césped artificial).
Y llegó eso que suele pasar cuando no estás a lo que tienes que estar. Lo decían nuestras madres. Moha se plantó en el mismo borde del área y el senegalés armó un disparo a la escuadra derecha de Soriano que, con vuelo incluido, no pudo hacer nada. A los 24 del primer tiempo, los pepineros estaban fuera de la Copa y tenían algo menos en lo que pensar. O pensar en los 66 minutos que le quedaban para darle la vuelta. A los cinco minutos, el portero local Bañuz se lució desviando la primera reacción pepinera. De ahí al decanso un ir y venir con poco que destacar.
Segundo acto
Con ese cesto había que plantarse en la segunda mitad. La duda que sobrevolaba la cita era la misma que al principio: ¿apretar para correr riesgos o no correrlos porque no tocaba? Lo que cambia el cuento de años anteriores cuando la propiedad del club soñaba con una final del torneo del KO. Es una obviedad que los tiempos han cambiado, sí. Las intenciones, al parecer, también.
Y el primer cuarto de hora de la segunda parte no despejó la incógnita. El equipo andorrano se vino arriba, se creció en la suerte y empezó a marcar el paso del compromiso. Los locales se dieron cuenta de que les valía, que esto no tenía vuelta. El Lega tenía que hacer dos goles para darle la vuelta. Y no parecía tener muchas ganas hasta que Ruibal se coló por la derecha y centró al segundo palo donde Carrillo empataba el partido, con un merecimiento tendiente a poco.
Partido igualado
El tramo empatado era una gran incógnita. Esta versión de la competicion podía traer una prórroga. ¡Lo que le faltaba al Leganés! El KO ha vuelto a la Copa y es de agradecer pero el peaje que podía pagar Aguirre era altísimo. Lo de enfrentarse a 30 minutos de alargue, en Andorra, con el termómetro acosando, sobre césped artificial… Esta Copa tiene estas cosas.
Y es que el compromiso no había abierto tanta diferencia sobre el peculiar verde como el que marcan las categorías que separan a Andorra y Leganés. Quizás que por ello anduvo viva la cita hasta el mismo final. Los locales intentaron ‘amordazar’ a los de verde en ese tramo final. Y los de verde se confiaron a una contra en ese tramo final. Y, como dice el maestro, “la vida siguió como siguen las cosas…”. Hasta que llegó un testarazo de Carrillo que se marchó por arriba. Y… Al alargue, a la prórroga.
El alargue
Lo de arrancar la Copa en Andorra y con prórroga solo le puede pasar a un equipo que está peleando por no descender. Que tiene que reservar la mayor cantidad posible de energías, pero aquello del perro y las pulgas. El alargue enseñó lo mismo que el resto: un Andorra ilusionado y un Lega que con lo justito quería pasar la ronda.
Los locales buscaban un argumento ofensivo para creerse que era realmente posible dejar a los de Aguirre en la cuenta. Era más una cuestión de convencimiento que de posibilidad. Daban la sensación de no creerse que podían. En la primera parte de la prórroga pisaron área y crearon peligro, pero les faltaba ese escalón de ver posible lo que veíamos los demás. La respuesta pepinera era echar tiempo al reloj y ver qué pasaba.
El último tramo
Allá por el minuto 105′, más las prolongaciones, llegaba el compromiso a la segunda parte de la prórroga. La sensación es que podían estar siete días seguidos haciendo lo mismo que el resultado sería idéntico: nada de nada. Pero el fútbol hay ocasiones en las que te da sorpresas. No fue el caso. Y no será que no lo intento el Andorra, que mereció más, también en la prórroga.
Todo lo que vimos nos llevaba de cabeza a una cruel, como todas, tanda de penalties. Y en esa tanda, el Leganés había sacado del campo mucha calidad a cambio de mucho jugador del filial. Falló más de lo que acertó y finalmente llegará mañana la ciudad sin el premio de la siguiente ronda bajo el brazo. Alguno pensará que un problema menos. Error. Benditos sean los problemas de los que están en la siguiente ronda.