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Los de Garitano pierden el colchón de puntos que tenían con el descenso
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Pudieron poner a los sportinguistas a ocho puntos y la jornada la cierran a solo dos
CRÓNICA: Juanma Alamo @juanma_alamo // FOTOS: Jesús Troyano @jesustroyano110
Mal día, mal césped, mal rival, mala tarde, mal rollo, mal resultado, mal juego… El Leganés podía haber cogido un tren que le llevaba a un estación tranquila de Primera. Era un AVE, de esos de larga distancia. Pero se equivocó de estación y sacó un billete de cercanías. El tren que cogió le dejó en una estación de la perifería de Madrid. Sin dinero y buscando soluciones para ver como vuelve a casa. Permítanme la metáfora.

¿Incapacidad o ineptitud? ¿No dar más de sí o no saber cómo dar más de sí? ¿Tanto afecta al equipo el aparente lamentable estado del césped de Butarque? ¿Está este equipo preparado para salir adelante? El que esto escribe le preguntó al entrenador Garitano si “¿ahora que se ha terminado el colchón de puntos despertará el equipo?” Más allá de su respuesta hay una evidencia a forma de pregunta retórica.
Echar la vista atrás
¿Algún aficionado del Leganés pensaba al iniciarse la temporada que acabada la jornada 22 el equipo estaría dos puntos por encima del descenso? Respuesta sin la más mínima duda: ¡No, ninguno! Ya sé que es ver el vaso algo más que medio lleno. Sé que es querer ponerse una venda en los ojos para no tirar de crueldad excesiva para explicar el partido ante el Sporting. Es algo necesario. Dicen que él que no sabe de dónde viene, no sabe a dónde va.
El Leganés (club, equipo, entrenador, dirección deportiva, cuerpo técnico, afición y hasta la última de las personas han de recordar varias fechas. 08/02/2014 El Lega jugaba el partido de la jornada 25 en el grupo I de Segunda B ante el Peña Sport. 08/02/2015 El Lega juega el partido de la jornada 24 en Segunda ante el Mallorca. 06/02/2016. El Lega juega el partido de la jornada 24 en Segunda ante el Zaragoza. 12/02/2017 El Lega juega el partido de la jornada 22 en PRIMERA ante el Sporting.
Con esa visión ya es más sencillo escribir esta crónica. Recibimiento por todo lo alto. Himno a capela, la afición acudió a la llamada. Salvo casi 2.000. Y sin 1/5 deciden quedarse en casa, son muchos y se nota. Cuéllar, el portero gijonés, dibujó una de las claves: perder el tiempo (hasta cinco veces lo hizo sin el más mínino rubor, ni reproche arbitral).
Los de Garitano se dejaron caer en su propia tensión. Incapaces de conjugar el verbo combinar. Le costó 28 minutos montar la primera jugada. La sensación era de superioridad si era capaz de hacer lo que parecía querer hacer. El Sporting estaba entregado a su destino que, en ese momento por cierto, era bastante malo. Entre un querer y no poder se llegó al descanso. Preguntarán: ¿Tiros a puerta? Ninguno. ¿Ni de uno ni de otro? De ninguno de los dos.
Nadar para ahogarse en la orilla
A vuelta del refrigerio turno para ver a un mejorado Leganés. Incluso hasta la afición se propuso acallar a la “mareona”. Lo logró. Y llegó el momento decisivo. Aparece por el campo (o por lo que quedaba de él) el sportinguista Burgui. Aparentemente no había ningún cambio táctico, solo lo fue de cromos. Y por allí comenzó a caerse todo. Bustinza comenzó a sufrir.
Llegó el primer gol a la salida de un corner. Se le escapó a Herrerín de los mismos dedos. El Lega buscó fórmula de calidad para medirse a un Sporting que había recibido un “chute” de adrenalina gratis. Entre el ir y venir llegó la ‘esperada’ colada de Burgui por su sitio. Hasta dejar el 0-2 en un Butarque que a siete del final vio de nuevo como se marchaban sus incondicionales dejando esta estampa instantes antes de acabar el partido. Prefiero callarme. Valoren ustedes.