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Tercer partido consecutivo en el que los pepineros suman puntos
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Braithwaite adelantó a los locales a los 10 minutos tras lograr un gran gol
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En Nesyri hizo el segundo cerrando con certeza una gran jugada de los pepineros
Avisado estaba todo el mundo de que la cita valía seis puntos. Ni uno, ni tres… Seis. Los pericos estuvieron ‘piando’ durante las horas previas al partido porque RENFE les tuvo parados tres horas en el viaje a Madrid y llegaron mucho más tarde de lo previsto al hotel. Menos descanso, más tensión y más problemas a sumar a los que ya tienen. El arranque decía algo sencillo: si ganaba el Leganés dejaba líder al colista y viceversa. De esos partidos que luego se recuerdan.
El Leganés, pese a los análisis huecos de algún presumido y presuntuoso comentarista televisivo, salió como viene siendo costumbre. Los habituales tres de en medio (por mucho que alguno quisiese ver otra cosa) se veían apoyados de manera especial por los dos carrileros del equipo pepinero. Y por un carril fue por donde se abrió el partido a los diez minutos de empezar.
Presión y gol tempranero
La presión pepinera provocó un error de Marc Roca que terminó con un balón vertical de Óscar hacia Braithwaite. Inesperadamente presentó un recurso técnico de reverso que le dio profundidad hacia el área. Al pisarla por el lado izquierdo, y ante la salida de Diego López, decidió batirle por bajo. Técnicamente un gol perfecto. El Lega, en el minuto 11, se había puesto por delante. El Espanyol tenía un problema por duplicado.
El Lega comenzó a ser el de la presencia, el del mando, el de las buenas sensaciones. Al fin y al cabo era el que ganaba. Hay ocasiones en las que el fútbol de pronto te otorga un repertorio de sensaciones agradables y tranquilizadoras. Y en ese momento es en el que anduvieron los pepineros durante la primera parte. No paraba de trabajarse el partido con ventaja. Línea a línea, los de Aguirre eran superiores.
Atranque pepinero
El Espanyol estaba atrancado en su propia falta de soluciones. Tardó más de 35 minutos en darse cuenta de dónde estaba y por dónde se andaba. Tenía una necesidad a la que no le daba cumplimiento: echar al Leganés lo más atrás posible para intentar acercarse al área de Cuéllar. Luego ya tirar entre los tres palos y, después y por último, intentar hacer gol.
Con lo que no contaba era con que la ‘sala de la tortura’ (VAR, para algunos; hartura, para otros) repasó un presunto penalti en contra. Respiraron los pericos con el famoso ‘sigan, sigan’. Todo iba camino de comerse los primeros 45 minutos hasta que En Nesyri se coló, otra vez por la derecha perica (siniestra pepinera) en la que el marroquí dejó un disparo en el lateral de la red. Otro susto. No había más. Descanso y a pensar.
Segundo acto
El retorno a la acción fue con los mismos protagonistas. Faltaba por descubrir sin las intenciones eran idénticas, parecidas o diferentes a las exhibidas durante la primera parte. Le faltaba pólvora a la intención perica. Algo que le sobraba a los de Aguirre. Otra vez por la derecha del equipo catalán llegó un nuevo agüjero que dejaba el partido muy decidido.
Kevin Rodrigues peleó un balón profundo. Lo recuperó. Lo tocó en corto a Braithwaite. Éste habilitó a su compañero en el fondo. Rodrigues centró al área pequeña. La agarró Braithwaite. Y de primeras la alojó en la portería de Diego López. Un golazo de los de ver desde el principio. Un gran gol por muchas cosas, por el desarrollo y la finalización. La sensación es que el Lega era un equipo vivo que quiere vivir y el Espanyol es un equipo medio muerto que no encuentra como vivir.
Cambiar o no cambiar
Esa era la cuestión. Machín debía hacer algo que provocase un cambio, cuanto menos en las intenciones. La solución fue sacar del campo a Granero y meter a Ferreira. Menos es nada, pero la cosa pintaba ya mal a esas alturas del partido para los pericos. La sensación era la misma: poca o ninguna.
Pues sí, efectivamente, Aguirre tenía razón. El partido valía seis puntos. El Lega cerraba el año natural encadenando siete puntos, tres partidos seguidos puntuando en Liga (Celta, Alavés y Espanyol), habiendo superado la primera ronda de Copa y pendiente de lo que hiciera el Celta para ver si los puestos de salvación la tenían a dos, a tres o a cuatro puntos.
Lo que sí ha dejado claro es que el parón le va a venir mal. Lo siguiente será un viernes (3 de enero) a las 19:00 de la tarde en Valladolid. La cosa sigue mal, menos mal que hace un mes, pero la sensación – y en esto del fútbol muchas veces se vive de las sensaciones – es que el Lega está vivo y peleará seguir en la categoría. Por delante va a tener 20 partidos. Un mundo.