Por JOSE LUIS PÉREZ RÁEZ (Alcalde de Leganés 1991 – 2007)
La Ley 52/07, de 26 de diciembre, en su exposición de motivos, contiene la intención del legislador que es contribuir a cerrar un capítulo lamentable de nuestra historia, en aras a la reconciliación social y a partir de ahí, mirar hacia el futuro como la nación moderna y democrática que es España, nuestro país.
Así la exposición de motivos: “que se establece una serie de medidas (art. 15-16) en relación con los símbolos y monumentos conmemorativos de la guerra civil y la dictadura, sustentadas en el principio de evitar toda exaltación de la sublevación militar, de la guerra civil y de la representación de la represión de la dictadura en el convencimiento de que los ciudadanos tienen derecho que así sea, que los símbolos públicos sean ocasión de encuentro y no de enfrentamiento, ofensa o agravio”.
Y en concreto el art. 15. 1 ordena: “la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación personal o colectiva de la sublevación militar, de la guerra civil y de la represión de la dictadura”.
Pues bien, la aplicación de la Ley en nuestra ciudad, está más que cubierta. En 1979 la primera corporación democrática, de mayoría del PSOE y del PCE, dispuso el cambio de denominación de 23 calles, al entender que se referían a situaciones pasadas que había que superar.
Eliminación
Por tanto se eliminaron las dedicadas al dictador, al fundador de la Falange, a fechas con la del 18 de julio o 4 de noviembre o todas aquellas que podían contribuir a mantener abiertas heridas, que se pensó que ese era el momento de ser cicatrizadas. Trascurridos 36 años de la adopción de estas medidas, hay gente interesada en seguir ahondando en las heridas y priorizando estos temas sobre otros más prioritarios para la ciudad y para sus vecinos.
Insisto, la Ley de Memoria histórica está superada en Leganés, no hay ningún hito o monumento dedicado a exaltar la dictadura, la lápida que recordaba solo a los difuntos de un bando, hace décadas que la retiro el párroco, D. Félix Lorrio y no puede ser motivo de exaltación de la dictadura, las calles dedicadas a los últimos médicos tradicionales de familia que tuvo la ciudad a los que se les recuerda y se les honra como tales, o las dedicadas a tres militares por su enraecimiento en la ciudad, por ser hijos naturales o adoptivos de Leganés.
Detalles
Sin extendernos demasiado en sus circunstancias personales: el capitán Muro Duran, fue fusilado en la capital al comienzo de la guerra civil, no fue por tanto héroe sino víctima; el General Aranda, perdió su carrera militar por enfrentarse al dictador, ya que en 1949 presidio un comité interior de coordinación con socialistas, libertarios en defensa de la democracia y contra el franquismo, por lo que el Rey en 1976 le otorgo el rango de teniente general; el Teniente general Muslera, en la guerra civil era capitán por lo que su participación en la contienda, creo yo que no fuera muy decisiva.
Queremos la reconciliación, para mirar a un futuro con luz o una oscura revancha del pasado que busca una y otra vez los elementos de odio y división que no tiene nada que ver con la justicia ni con la democracia actual.
Parece ser que el siguiente paquete de denominaciones a eliminar son los alcaldes, ¿qué se pretende, criminalizar toda una época? ¿después que conjunto de calles caerán? Las Batallas, las 12 calles dedicadas a la Virgen o las 28 dedicadas a santos, por aquello del nacional catolicismo.
Los cambios
¿Porque se quiere quitar el nombre al centro Ramiro de Maeztu y no al colegio público Víctor Pradera?, en este camino sin sentido habría que retirar aquellos nombres que hieren la sensibilidad republicana: Rey Juan Carlos I, reina Sofía, Príncipe de Asturias, Conde de Barcelona…
Si sembramos revancha, revancha recogeremos. Cuando se produzca un cambio político diferente y en aplicación de ese mezquino ánimo las modificaciones serían más importantes: eliminación de las esculturas dedicadas al fundador del PSOE Pablo Iglesias, Dolores Ibarruri, al Che Guevara…
Cambio de calles a un sinfín de políticos de izquierdas y prohombres de la República: Azaña, Largo Caballero, Prieto, José Díaz, Julián Grimau, Trece rosas, Federica Montseny… Llegaríamos a una situación absurda y sin sentido, que nadie en su sano juicio puede ni si quiera imaginar.
El callejero, en Leganés, en Madrid o en cualquier ciudad del mundo es un mapa y un resumen de su propia historia y cualquier cambio que se introduzca tiene importantes consecuencias prácticas para los vecinos.
A no ser, que lo que se busque es la aplicación del principio “cuanto peor, mejor”, pero no creo que esa sea la intención de la actual corporación municipal, ya que la mayoría de los concejales son personas con mucho sentido común y dotados de cualidades suficientes para adoptar las mejores decisiones para la ciudadanía.