Isabelo Manzano fue el valiente que a finales de los 50 y primeros de los 60 levantó la primera casa en el barrio de Vereda de los Estudiantes (nombre debido a haber sido el camino por el que los estudiantes de Leganés iban a Getafe a estudiar en los Escolapios). Lo de El Candil ya fue cosa según los clásicos, del ‘Tio Catalino’ que le llamó así porque decía que no había ni luz.
Fue en ese momento (1960) cuando comenzó el desarrollo de una zona de aquella ciudad que crecía que iba a convertir terrenos de labor en 53 parcelas para comprar. “Con 500 pesetas de entrada ya podías edificar”. Algunos llegaron pronto, como Martín, y sus hijos por los avatares de la Administración, naciendo en el mismo sitio, uno lo hizo en Vereda de los Estudiantes y otro en la calle Valencia.
Con mayúsculas y con honra ganada a pulso tras años de reivindicaciones para dignificar un barrio que nació apartado y hoy es aspiración de muchos
El barrio le debe el nombre a haber sido el camino de tránsito por el que pasaban los leganenses que iban a estudiar a Los Escolapios de Getafe
Meter la luz, el agua y el ancantarillado fue todo un logro para el barrio y un coste para los vecinos que tuvieron que pagar una parte de su bolsillo
Con mayúsculas y con honra ganada a pulso tras años de reivindicaciones para dignificar un barrio que nació apartado y hoy es aspiración de muchos
El barrio le debe el nombre a haber sido el camino de tránsito por el que pasaban los leganenses que iban a estudiar a Los Escolapios de Getafe
Meter la luz, el agua y el ancantarillado fue todo un logro para el barrio y un coste para los vecinos que tuvieron que pagar una parte de su bolsillo
Los que recuerdan y quieren al barrio no dudan en decir que “Vereda era un barrio de gente normal, trabajadora. No ha sido un mal barrio”. Han luchado siempre contra la maldita fama que les catalogaba. Aparecieron los comercios, las tiendas de comestibles y los bares (el más antiguo aun se conserva, aunque cerrado en la calle Bilbao). “Vivimos la urbanización del Polígono y llegábamos a dar hasta 100 comidas diarias”. Meter la luz, el agua y el alcantarillado fue todo un logro y un coste para los bolsillos de los vecinos que tuvieron que aportar mucho para acometer dichas obras. “Los taxis no querían entrar”. Pero hay algo que sí han sabido conservar “la gente se llevaba como familias” y eso se nota en sus calles porque las conversaciones entre personas son más y mucho más interesantes que las que se dan por el wasapp.
El CP Constitución 1812, el último colegio de Leganés
Vereda de los Estudiantes ha tenido siempre fama merecida y contrastada de ser un barrio muy reivindicativo. El desarrollo del barrio ha venido siempre condicionado, en gran medida, a reivindicaciones en las que ha tenido mucho que decir tanto las Asociaciones de Vecinos como a políticos vinculados a esta barriada leganense.
La última gran reivindicación sigue su curso después de años de espera, como sucediera con el Colegio Azorín: el CP Constitución 1812. Una moderna instalación a la que los tiempos de crisis evitaron su puesta en marcha de forma completa y se han ido haciendo mejoras verano a verano. Este ha tocado llevar a cabo las obras del comedor y de la pista polideportiva, con las fechas muy apuradas para su puesta en marcha. Además muchos niños del barrio no han podido ni siquiera ir a este colegio, al ir ampliándose la escolarización curso a curso de forma consecutiva año a año, desde los más pequeños hasta los de sexto de Primaria.
Martín Llave y el señor Pepe, mano a mano con la historia
Martín Llave (izda.) y Pepe Meco (dcha.) son dos de las personas que han vivido la evolución del barrio de Vereda. Sentarse con ellos a charlar de la historia de estas calles es meterse en el túnel del tiempo que permite adivinar cómo se configuró este barrio con tanta solera. Recuerdan tantos detalles que uno parece vivir allá por los 60.
La caravana al Ministerio reclamando el colegio
Una de los momentos históricos del barrio fue cuando se presentaron dos autocares de vecinas y vecinos a las puertas del Ministerio de Educación para reclamar que se construyera el Colegio Azorín porque el terreno había sido cedido, las obras no empezaban y el barrio seguía sin colegio al uso. Poco después empezó la obra.
El famoso Parque de los Patos, una delicia
La zona nueva de Vereda cuenta desde su inicio con unas curiosas visitas: unas familias de patos que pasan tiempo en el pequeño lago artificial construido en la intersección del barrio nuevo y del antiguo. Su extensión de césped sirve habitualmente para deleite de jóvenes y mayores, aunque las quejas vienen por el descuido de algunos dueños de perros que no controlan o no limpian los excrementos caninos.
Un barrio ideal de nuestra ciudad para tapear y comer
Tanto en la zona antigua del barrio (Rías Gallegas, Llave, Parras y Las Urdes), como en la nueva (La Otra y Toro de la Vereda) la variedad en la restauración es digna de la mejor zona de la Comunidad de Madrid. En todo el barrio se mezclan tapas clásicas y modernas, nueva cocina y asado tradicional. Los vecinos del barrio ya lo han hecho, pero los de toda la ciudad encontrarán locales en los que poder saciar su apetito en una relación calidad precio muy ventajosa para los intereses de los clientes.